Visión estratégica es la capacidad de imaginar posibilidades alternativas a la realidad del momento presente, así como las estrategias o formas para alcanzarlas. La determinación de la visión, su comunicación a la organización y su mantenimiento en el tiempo constituyen el fundamento de la empresa.
Las personas que ocupan puestos directivos en una organización necesitan desarrollar esta competencia, con varios aspectos:
- El primero, es tener una visión más amplia de la organización, una mirada ancha y de largo plazo, capaz de contemplar la evolución de la economía, de la industria y el comercio, de la tecnología que es propia a la empresa.
- El segundo aspecto es tener la mente abierta a nuevas realidades posibles y a nuevos enfoques; admitir que las cosas pueden hacerse de manera distinta a como siempre se han hecho. Un tercer aspecto subraya la capacidad de comunicar a otros esa visión, sobre todo a la gente de la organización, a los colaboradores y colegas, pero también a los clientes y proveedores. El propósito de esta comunicación es ayudar a otros a comprender la visión, para que pueda traducirse en objetivos desafiantes y significativos. Finalmente, es fundamental saber conectar esta visión panorámica de la empresa con las tácticas y los objetivos a corto plazo.
En la estructura organizativa al menos algunas personas necesitan esa visión estratégica. Pero si pensamos un poco más, contemplando las funciones y los productos de la empresa, podríamos aceptar que el liderazgo de cualquier función empresarial, así como los responsables de los diferentes productos, necesitan una visión amplia y de largo alcance, pues no debería dejar de preguntarse sobre la manera de crear valor añadido a su función o producto.
Como competencia personal, la visión estratégica es una necesidad estrechamente vinculada con el éxito de la función directiva, lo cual es una conclusión esperada. Sin embargo, la visión estratégica sola no es suficiente. Un líder necesita una perspectiva estratégica, pero también otras capacidades de gestión, como entender cómo se obtienen resultados empresariales o la tecnología subyacente de sus productos, sin las cuales el pensamiento estratégico deja de tener una gran influencia en las personas de la organización.
¿Cuál es la relación de estas dos capacidades con el liderazgo extraordinario? Zenger y Folkman han demostrado que si un líder es muy bueno en Visión estratégica pero no lo es en talento empresarial o tecnológico, la probabilidad de ser un líder extraordinario es del 13%. Desde luego esta combinación es mejor que su contraria: si un líder es muy bueno en talento empresarial o tecnológico, pero no lo es en visión estratégica, la probabilidad de ser un líder extraordinario es solo del 3%. La tercera combinación nos ofrece un resultado formidable: si una persona es muy buena en Visión estratégica y también en talento empresarial o tecnológico, la probabilidad de ser un líder extraordinario es del 83 %. Este resultado es el efecto de una “combinación poderosa”, y la visión estratégica más el talento profesional es una combinación poderosa.
Así pues, la visión estratégica es imprescindible para el éxito del liderazgo, pero no a costa de las capacidades de gestión o técnicas, porque ambos aspectos son considerados muy importantes por los superiores, colegas y colaboradores del líder.
Competencia estratégica
El desarrollo del pensamiento estratégico y de los comportamientos que manifiestan la competencia, deberían ser parte imprescindible de cualquier esfuerzo dirigido al desarrollo del liderazgo. En cualquier actividad, los líderes deben tener la mente abierta a las nuevas realidades. Tener claro hacia dónde se dirige la empresa o la unidad organizacional resulta esencial, y un programa de desarrollo eficiente debe ayudar a los líderes a articular esa visión y transmitirla a todo el mundo en forma de metas y acciones.
Todo esto sugiere que el desarrollo más efectivo de la perspectiva estratégica se produce dentro de la organización, no fuera de ella. (Zenger, Ulrich, Smallwood). Los líderes deben aprender a simplificar el volumen de información que les llega, a transformar la complejidad en simplicidad y a tener una visión de conjunto. Dedicar tiempo a analizar y comprender. Resumir un asunto complejo en una sola página es una forma de practicar el difícil arte de simplificar.
Pero también resulta fundamental tener una visión de conjunto del negocio, incluyendo la construcción de escenarios con una perspectiva adelantada del proceso de cambio, empresarial y tecnológico. La visión de conjunto incluye un análisis profundo de los hechos que concurren en el entorno y mercado, contemplar un equilibrio entre los intereses de los accionistas, clientes, proveedores y empleados y la sociedad. También supone un equilibrio entre cuidar a los empleados y conseguir resultados en un espacio temporal limitado, a menudo con cierta escasez de recursos. Significa guardar el equilibrio entre la necesidad de ser innovadores y la necesidad de tener un control y una coordinación razonables. Además, hay que compaginar crecimiento y cambio con una cierta necesidad de predicción y control. Asimismo, se debe combinar autonomía y autocontrol con la necesidad de tener una dirección fuerte y unas responsabilidades bien definidas.
Quizás en este equilibrio se encuentra la clave de todo ello. La Visión estratégica de un líder necesita ir acompañada de talento empresarial y técnico, y es entonces cuando se convierte en una fuerza poderosa.
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