Para todos aquellos que disponen de un negocio, el principal objetivo es sacarle el mayor rendimiento posible, obtener de beneficios y ningún tipo de pérdida. Ésto puede parecer una tarea complicada. Sin embargo, existen diferentes fórmulas para poder adquirir una información detallada de la productividad de nuestra empresa. Calcular la productividad de un empleado determinado puede ser una buena manera de discernir si todos los elementos del negocio están funcionando de forma adecuada.
Investigando en el equipo
Si bien hay fórmulas más generales a través de las cuales podemos calcular dicha productividad, hablamos de las ventas y la productividad general, la productividad de ventas individual por empleado, la productividad laboral de los empleados y la productividad laboral individual por empleado, lo cierto es que existen otra serie de parámetros dedicados, en exclusiva, a darnos información sobre el rendimiento de los trabajadores.
Bien sabemos que los empleados de una empresa son un pilar fundamental para que la misma prospere, pues ponemos en sus manos la producción, las ventas… estrategias y herramientas a través de las cuales debemos obtener los mayores beneficios posibles, pero sin ellos, sería todo mucho más complicado. Por eso, hay que analizar el rendimiento de cada uno de nuestros empleados para así saber, a ciencia cierta, cuáles son los más productivos de nuestra plantilla.
La verdad es que la productividad no es algo que sea una constante en la mayoría de los trabajadores, ésta suele variar y se puede deber a diversos motivos, ya sean laborales, personales o de cualquier otra índole que afecten su trabajo diario. Es por ello que debemos tener como meta mejorar dicha productividad de manera individual en todos ellos.
Sin ir más lejos, para conseguir esta mejora tenemos que medir su rendimiento. Lo ideal es realizar dos mediciones, divididas en el tiempo. Así, la primera, al principio de un periodo. Éste puede ser a comienzos de año, o de un trimestre, tras unas vacaciones… el tiempo lo decidimos nosotros, así observamos el punto de partida de ese trabajador. Luego, transcurridos unos meses, normalmente a los 6 meses o al año, se vuelve a hacer otra medición, para obtener los datos de la productividad del empleado. Así sabremos si el rendimiento ha aumentado o si por el contrario ha disminuido con respecto a los valores iniciales.
¿Qué más podemos hacer?
Otro sistema muy útil es elegir el resultado que vamos a medir. Se selecciona un periodo de tiempo, por ejemplo la jornada laboral y se mide la producción total del empleado en dicho espacio temporal, lo que nos proporcionará información de la hora u horas en el que el trabajador no rinde al 100%. Por otro lado, podemos también encontrar la cifra de entrada. Aquí se eligen varias horas, no un espacio de tiempo total y se mide la productividad del empleado en dicho momento. Elegir solo una hora no nos dará información suficiente, dado que cuanto más largo sea el período analizado mayores resultados obtendremos.
Puedes también dividir la salida de la entrada. Es decir, tener en cuenta los productos terminados por el empleado durante su jornada laboral, obteniendo el dato de cuántos artículos realiza en una hora. Por ejemplo si el trabajador realiza 200 artículos al día, en una jornada de 8 horas, en una hora fabrica 25 (200/8=25). Para medir el costo-beneficio, asignaremos los valores en euros. Con esto sabremos el coste del empleado y lo que nos reporta de beneficios con los productos que fabrica. Si utilizamos el ejemplo anterior, nuestro trabajador realiza 25 artículos a la hora, cada artículo tiene un valor de 15 euros y pagamos un suelo de 20 euros la hora. El empleado cobra 20 euros la hora, sin embargo fabrica 375 euros de producto (25 x 15=375). Si esos 375 euros de producto lo dividimos entre el salario por hora, 20 euros, nos da 18,75 (375/20=18.75). Esta cifra hay que multiplicarla por 100 para obtener un porcentaje (18.75 x 100 = 1875), con lo que el trabajador produce 18 veces su salario en artículos. Por tanto, es productivo.
Por último, puedes medir la productividad no manufacturera en euros. Aquí vamos a dividir salida entre entrada. Es decir, nuestra empresa tiene un vendedor que gana 200 euros al día, sin embargo vende productos por valor de 1500 euros (1.500/200= 7,5), este valor de 7,5 lo multiplicamos por 100 para obtener un porcentaje (7,5 x 100= 750) y obtenemos que el vendedor crea el 750% de su salario en valor. Por tanto hace que la empresa gane entre 7 y 8 veces más de lo que le pagan.
1 comentario. Dejar nuevo
Muy buen artículo