La vida actual de un directivo dentro de una Organización tiene un ritmo imparable con continuas interrupciones. Durante dos años,  Jack Zenger y Joe Folkman han investigado las formas mediante las cuales los líderes pueden incrementar su capacidad de trabajar más rápido sin menoscabo de la calidad. Ser rápido,  no se trata de ser frenético. Aquellos líderes que fueron evaluados como los de mayor éxito en el liderazgo de velocidad, fueron capaces de utilizar sus conocimientos, gestionar sus equipos y su entorno con la máxima eficiencia. A continuación les presentamos las 5 maneras,  mediante las cuales los líderes pueden acelerar su día a día con éxito.
Acelerar tu día a día
 
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1. Examinar sus supuestos.
Las personas que son muy sensibles a la crítica se mueven lentamente, porque con frecuencia, revisan una y otra vez su trabajo hasta tenerlo “perfecto”. Se centran en evitar errores, en lugar de centrarse en maximizar sus logros . Si Vd. es una persona que se mueve cautelosamente, piense en los beneficios de conseguir objetivos más ambiciosos y si merece la pena  arriesgarse a  cometer un error.¿Tiene algunas otras creencias y actitudes que le están ralentizando su ritmo?. A menudo estas creencias no son racionales. Intente moverse con mayor rapidez. Le ayudará si se fija plazos estrictos, para terminar un proyecto o tomar una decisión.
2. Establecer  el ritmo cuando inicie una conversación.
Se puede ser una persona sociable y educada, pero no permita que le roben el tiempo. El exCEO de HCL. Technologies, Vineet Nayar, señaló que en la mayoría de las interacciones, “hay algo que yo necesito de Vd. o Vd. necesita de mí”. Cuando alguien venía a su despacho, Nayar les decía : “Así que Vd. necesita algo de mí, ¿qué es?”. La persona aludida podía decir algo parecido a :” Necesito su aprobación para este presupuesto”. Nayar le respondía: ” Descríbamelo  brevemente, por favor.”Una vez escuchado el razonamiento de la otra persona, a menudo le respondía: “Aprobado.”
Hay situaciones en que las personas desearían tener una charla relajada, pero, no siempre es el momento oportuno. En tales ocasiones, envíe señales para acelerar el ritmo, tales como permanecer de pié, hacer preguntas que ayuden a que los demás profundicen en el asunto…
3. Detener las multitareas.
Las investigaciones han demostrado que la multitarea, ni ahorra tiempo, ni garantiza la eficiencia. Curiosamente, las personas que piensan de si mismos que son buenos haciendo muchas actividades, en realidad, se encuentran entre los peores. (“Quien mucho abarca, poco aprieta“). Cuando se realizan muchas tareas al mismo tiempo, no se piensa lo suficiente en las importantes; aparte de la dificultad y el retraso atencional de pasar de una tarea a otra.
La conclusión es evidente: Nuestros cerebros funcionan con mayor eficiencia cuando se centran en una cosa.
4. Delegar en los miembros del equipo.
Se observa que muchas personas, cuando se sienten presionadas por el tiempo, recurren al: “Lo haré yo. Será más rápido”. Evidente es una solución miope ( “miopía cognitiva”) . Es posible que en ese preciso momento se haga con mayor rapidez, pero se verá condenado a hacerlo siempre. En cambio, si construye en sus colaboradores la capacidad de organización, desarrolla otras capacidades para asumir responsabilidades; el directivo se liberará de tareas y le permitirá concentrarse en actividades  alineadas con sus funciones. El otro efecto de la delegación será el desarrollo profesional y el compromiso de sus colaboradores.
5. Aprender y utilizar la tecnología actualizada.
Hay muchas aplicaciones maravillosas que hacen el trabajo más fácil y rápido. El gran desafío es sencillamente mantenerse al día  de las nuevas aplicaciones que le pueden ayudar a incrementar su productividad personal. Es verdad que no hay recetas mágicas. La clave está en encontrar las opciones que sean compatibles con el modo de trabajo.
 
Conclusión:
Para la mayoría de los líderes hay una lista interminable de cosas que hacer; sin embargo, los recientes estudios sobre la velocidad del liderazgo, nos han enseñado que entre los líderes hay una enorme diferencia de productividad personal. Aquellos que se esfuerzan constantemente en mejorar su ritmo en el trabajo, consiguen incrementar su productividad, frente a los que son más lentos. Una última reflexión, la velocidad es contagiosa y repercute sobre el ritmo del equipo.
 
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