Presencial, online, blended learning, a través de dispositivos móviles… Cada vez son más las opciones que manejan las empresas a la hora de capacitar a sus profesionales y, por tanto, el proceso de elección de uno u otro método debe realizarse con mayor cuidado, para asegurarnos de que la opción elegida es la que se adecua a las necesidades de los empleados y los objetivos de la compañía.
Una de las alternativas que está cogiendo fuerza en el campo de la mejora continua de las plantillas es la formación in company. En líneas generales, la particularidad de esta metodología radica en que, en lugar de que los trabajadores acudan a un centro para recibir el curso en cuestión, son los docentes los que se trasladan a la empresa para desarrollar los programas.
¿Por qué apostar por la formación in company? Son sus beneficios respecto a otras modalidades de capacitación lo que convierten a este tipo de formación presencial en una buena opción para las organizaciones:
- Adaptación de los contenidos a la empresa. Si bien es cierto que también podemos conseguir una alta personalización de los contenidos a través de la formación tradicional o el e-learning, el hecho de que los profesores acudan al propio espacio de trabajo de sus alumnos les permite conocer en persona una serie de aspectos, imposibles de comprender desde una academia o la red, como el clima laboral existente, la cultura organizacional o las propias instalaciones. Esta experiencia del docente le da muchas pistas a la hora de enfocar las acciones formativas y su desarrollo.
- Aumenta la participación del alumnado. Al ofrecerse dentro de las instalaciones de la empresa, los asistentes suelen sentirse más cómodos durante las clases, favoreciendo la formulación de dudas y consultas por parte de los trabajadores. Además, al ser una modalidad presencial, estas preguntas pueden ser resueltas en el momento por el docente, a diferencia de lo que ocurre en las actividades online.
- Reduce el absentismo. ¿Cuántas veces no hemos visto cómo algunos empleados eluden los cursos formativos o solo asisten para obtener el certificado de aprovechamiento? Con la formación in company, las tasas de absentismo se reducen, al existir un mayor control de asistencia por parte de los superiores, que pueden ver quién acude y quién no a los cursos.
- Evita los desplazamientos. El trayecto entre el lugar de trabajo y la academia o centro de estudios elegido supone una costosa pérdida de tiempo –y de producción- por parte de los profesionales, un desperdicio que se evita en la formación in company. Como consecuencia, además de causar menos impacto en la productividad de los asistentes al curso, la empresa conseguirá ahorrar los costes de desplazamiento, reducirá el riesgo de accidentes durante los mismos y evitará el cansancio de los empleados.
- Mejora la satisfacción de la plantilla. Igual que ocurre con el resto de metodologías formativas, solo por el mero hecho de apostar por el desarrollo de competencias y habilidades de los profesionales provocará el incremento de los índices de compromiso e implicación de los trabajadores, lo que redundará en una mayor eficiencia de los equipos y de la productividad de la organización.