¿Sientes que tu empresa o proyecto se ha estancado? ¿Que ha llegado a un punto donde la idea es una más de las cientos que circulan en el mercado? ¿Qué te estás quedando sin oxígeno, y sin clientes, ante la fuerte competencia? Es hora de cambiar de océano y buscar uno más grande, menos poblado y más azul.
La teoría de los océanos azules, formulada por Chan Kim y Renee Mauborgne, es una estrategia empresarial que apuesta por la innovación en los negocios como clave del éxito. Estos autores utilizan un símil, donde los mercados son los océanos, las empresas se convierten en peces y el oxígeno y alimento que las sustenta en los clientes y la cuota de ventas disponible.
De océanos azules y rojos
Al poner en marcha una empresa o un proyecto concreto podemos apostar por una línea de innovación empresarial, con una idea diferente, que nadie más haya desarrollado. En este caso, seremos los únicos pobladores de nuestro océano, por lo que la vida allí es tranquila y productiva. Pero no pasará mucho tiempo para que otros “peces”, atraídos por las buenas condiciones de nuestro océano, vayan poco a poco entrando en nuestro hábitat, hasta que al final no quede suficiente oxígeno ni plancton para todos.
De ahí que, ante un océano saturado –un océano rojo, como es denominado-, la mejor opción es la búsqueda de una nueva zona para vivir, un nuevo océano azul con forma de innovación empresarial, que nos devuelva la calma y el éxito, al menos, durante un tiempo.
Como directivos, no podemos evitar que otras empresas copien nuestras ideas, pero sí que está en nuestra mano fomentar la innovación empresarial para ir saltando de una océano a otro cuando el antiguo esté saturado y disfrutar de los beneficios del mar azul.
¿Cómo volver a tener un océano azul?
La moraleja de la teoría de los océanos azules es que no debemos estancarnos en nuestros proyectos. Como ayuda, los autores también aportan algunas claves para que mientras disfrutamos de nuestro océano azul vayamos trabajando en el próximo. La elección de una u otra estrategia dependerá de lo que estén desarrollando nuestros competidores: cuando más nos diferenciemos del resto, más cuota de mercado acapararemos, sumando nuevos clientes a los existentes.
- Eliminación de una variable. Una forma de distinguirnos de nuestra competencia es revisar nuestro proyecto y buscar la vía para conseguir un precio más barato que nos permita acaparar la mayoría de los clientes. Pregúntate si puedes eliminar algún servicio de los que ofrece la compañía y transformarlo en opcional, por ejemplo, como han hecho las compañías aéreas low cost con la primera clase o la facturación de equipaje.
- Reducción de una variable. Dentro de la innovación empresarial, podemos optar también por acotar el servicio que ofrecemos a nuestros clientes. ¿Realmente es necesario que haya una veintena de formatos para tu producto o servicio? Analiza cuáles funcionan mejor y elimina el resto, con lo que conseguirás abaratar costes y disminuir el tiempo de producción, mejorando el beneficio respecto a los competidores.
- Incremento de una variable. Puede que, en nuestro caso, la solución a la alta competencia pase por añadir un servicio o producto extra a nuestra oferta. Si todas las empresas están vendiendo el mismo artículo, añadámosle nosotros un seguro de cobertura incluido en el precio, o incorporemos un tiempo de mantenimiento gratuito con el servicio. Ante dos productos iguales, el cliente se decantará por el que más beneficios tiene con el mismo precio.
- Creación de una variable. Se trata de la estrategia más difícil, ya que necesita de una alta innovación empresarial y creatividad, pero también es la que nos va a aportar mayor distancia con la competencia y un océano azul de nueva creación más duradero. En este caso, el objetivo pasa por poner en marcha una nueva idea que rompa con el mercado.
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