¿Presencial o e-learning? ¿En el centro formativo o en las instalaciones de la propia empresa? ¿Con herramientas digitales o mediante enseñanza tradicional? Con la implantación de la formación en las empresas como mecanismo de mejora continua, los directivos y responsables de Recursos Humanos se encuentran ante un amplio abanico de posibilidades a la hora de planificar los programas de capacitación de la plantilla.
Partiendo del plan de formación de empresa, en el que habremos determinado cuáles son las áreas de mejora y los trabajadores participantes, la compañía tendrá que determinar en una primera fase cuáles van a ser los parámetros de los cursos o acciones de capacitación en función de sus necesidades.
¿Qué aspectos debemos analizar desde la organización antes de decantarnos por uno u otro proveedor de servicios y cerrar el contrato de formación?
Buscar referencias de la empresa
Paralelamente al aumento de la demanda de acciones formativas por las empresas, la oferta de compañías especializadas en este sector sigue creciendo y, dentro del maremágnum de posibilidades, tener en cuenta la experiencia de los proveedores nos será de gran ayuda para elegir a auténticos profesionales, evitando caer en las redes de pseudo-expertos.
Con qué otros clientes han trabajado, cuánto tiempo llevan operando en la rama de la capacitación empresarial, quiénes son los docentes, cuáles son sus méritos, qué dicen de ellos los antiguos usuarios… Se trata de hacer un sondeo previo que nos permita seleccionar a los formadores de calidad.
Ajustar los contenidos a las necesidades
Una vez que hemos la criba inicial, el siguiente paso será comprobar cuáles de las empresas seleccionadas cuentan con acciones formativas adaptadas a las necesidades de la organización.
Es posible que un centro disponga de reconocidos cursos sobre análisis del big data, pero si esta materia no se encuentra dentro de las prioridades plasmadas en nuestro plan de formación, no será de gran utilidad.
Seleccionar la metodología
Tras el segundo filtro, ya contaremos con un número limitado de proveedores con los que trabajar. Para reducir aún más la cifra, otro de los parámetros que debemos estudiar es la metodología que emplean en sus programas de desarrollo profesional.
¿Sólo imparten la formación en sus instalaciones? ¿Ofertan cursos presenciales o solo e-learning? ¿Incorporan las nuevas tecnologías a la docencia o basan sus métodos en un sistema tradicional de docente-alumno? En función de lo que hayamos establecido en el plan de formación, iremos acotando las opciones para formalizar el contrato de formación.
Valorar los costes
Obviamente, entre dos productos exactamente iguales, lo lógico es optar por el más barato.
La concesión de un contrato de formación no va a ser distinto, de modo que el presupuesto que nos ofrezcan las empresas de capacitación es también un punto a tener en cuenta.
Realizar un primer contacto
Por último, antes de contratar a uno u otro proveedor, podemos contactar directamente con los responsables de las compañías de formación con el fin de conocer de primera mano su cultura organizacional y comprobar la compatibilidad con la nuestra.
Por ejemplo, podemos reunirnos con una empresa que emplea pioneros métodos de aprendizaje y percatarnos de que su carácter innovador, por muy reconocido que sea, no será comprendido por nuestros trabajadores, compuestos en su mayoría por empleados séniores ajenos a las nuevas tecnologías.