El Estatuto de los Trabajadores, en su artículo 26, define el salario como “la totalidad de las percepciones económicas de los trabajadores, en dinero o en especie, por la prestación profesional de los servicios laborales por cuenta ajena, ya retribuyan el trabajo efectivo, cualquiera que sea la forma de remuneración, o los períodos de descanso computables como de trabajo”.
Sin embargo, el sueldo o nómina no es la única forma de reconocer y valorar el desempeño de los profesionales, por lo que es necesario que los departamentos de Recursos Humanos de las empresas se planteen qué tipo de retribución puede percibir el factor trabajo.
Cuando hablamos de retribución laboral solemos asociar este concepto a una compensación monetaria pero, en esencia, hace referencia a una recompensa de cualquier tipo. Por ello, las compañías deben incorporar un sistema de retribución que englobe tanto los aspectos económicos como los emocionales.
¿Qué tipo de retribución puede percibir el factor trabajo?
La nómina
Dentro del salario, los trabajadores pueden percibir diferentes conceptos:
- Retribución fija: se trata de las retribuciones pactadas en el contrato o el convenio colectivo y que permanecen estables durante todos los periodos. Incluye desde el salario base hasta los complementos salariales acordados por la antigüedad o el cargo, por ejemplo.
- Retribución en especie: este modelo de retribución que complementa a las retribuciones fijas consiste en el pago al empleado con elementos de índole diferente al económico, ya sea mediante la entrega de productos o servicios o la aportación de beneficios sociales. Por ejemplo, cuando el contrato lleva aparejado un seguro de salud privado o un servicio de guardería para los trabajadores.
- Retribución variable: son aquellos pagos, en especie o en moneda, que se otorgan de forma puntual como recompensa a los profesionales. Se trata, por ejemplo, de los bonos por ventas del área comercial, gratificaciones a un determinado equipo por llevar a cabo un proyecto, premios o regalos a algunos trabajadores por su buen desempeño…
El salario emocional
Está claro que la retribución económica de los empleados es esencial para infundir motivación a la plantilla. En este sentido, numerosos estudios destacan que un trabajador que no percibe un sueldo digno suelen presentar mayores índices de apatía, desinterés y bajo rendimiento que otro que sí se sienta bien pagado en su empleo.
No obstante, a la hora de establecer qué tipo de retribución puede percibir el factor trabajo, las empresas no deben pasar por alto el impacto que conlleva el establecimiento del llamado salario emocional.
Según la Asociación Española para la Calidad, el salario emocional es “un concepto asociado a la retribución de un empleado en la que se incluyen cuestiones de carácter no económico, cuyo fin es satisfacer las necesidades personales, familiares y profesionales del trabajador, mejorando la calidad de vida del mismo, fomentando la conciliación laboral”.
¿Cómo se refleja este salario emocional en las organizaciones? Estas son algunas prácticas:
- Flexibilidad laboral, permitiendo que el trabajador pueda decidir desde qué hora hasta qué hora desarrolla su jornada laboral.
- Teletrabajo, posibilitando que los empleados desarrollen parte de sus funciones fuera de la oficina.
- Formación profesional, impulsando las carreras de los colaboradores y potenciando su mejora continua.
- Beneficios sociales, como subvenciones para el estudio de los hijos, subvenciones de transporte, seguros sanitarios…
- Actividades extralaborales, en las que la plantilla pueda confraternizar fuera de los espacios de trabajo.
- Programas de voluntariado, con los que se facilite a los trabajadores su participación activa en alguna iniciativa solidaria.
- Etc.