” Los seres humanos nunca han optado por ir más lentos”                                       

Stephen Kern ( historiador)                                                         

A lo largo de nuestra experiencia hemos asistido a múltiples cambios en las estructuras de la organizaciones. La reacción habitual de los directivos, especialmente de los mandos intermedios, consiste en decir: ” Nos piden aumentar la productividad con menos recursos; en realidad estamos haciendo el trabajo de dos personas”. Esta situación es universal, a todos se nos pide hacer más con menos tiempo y menos recursos.

La necesidad de la velocidad

Recientemente Zenger y Folkman han vuelto a revisar los datos existentes de las  retroalimentaciónes FB360º, obtenidos durante los últimos años. Los autores buscaban pistas que les permitiera diferenciar a los líderes efectivos de los que no lo eran. Apareció un nuevo factor, que estaba presente de forma continua: La velocidad del Liderazgo. 

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Los mejores líderes se movían con un ritmo más rápido que los menos efectivos. Identificaban las nuevas tendencias con mayor rapidez. También detectaban con mayor rapidez los problemas y sus soluciones.

Si por velocidad se entiende simplemente “moverse más rápidamente” esta interpretación es insuficiente. Es necesario ser más precisos. Lo que hacía más efectivos a los líderes era la combinación de operar en un tiempo rápido y, simultáneamente, producir un trabajo de alta calidad. Su creación de mayor valor procedía de un ritmo más rápido, sin menoscabo de la calidad.

Era sorprendente que la velocidad se presentó como un predictor del poder, no solamente para la eficacia del Líder, sino también para el éxito de la organización. Con el fin de aclarar esta situación y profundizar en la misma, Zenger y Folkman analizaron a 51.137 directivos en dos dimensiones: La capacidad de los líderes para hacer las cosas con rapidez y, en segundo lugar, la capacidad para hacer las cosas bien.

Los líderes que eran eficaces en hacer las cosas rápidamente (por encima del percentil 75); pero eran pocos eficaces en hacer las cosas bien (por debajo del percentil 25) tenían una probabilidad del 2% de ser un líder situado en el 10% superior de efectividad.

Gráfico 1

 

Gráfico 2

Por otro lado, los líderes con mejor calificación en calidad ( por encima del percentil 75), pero no hacían las cosas con ritmo rápido ( por debajo del percentil 25). solo tenían una probabiliad del 3% de estar en el 10% superior de efectividad.

 

Gráfico 3

Por último, los líderes que obtuvieron calificaciones superiores en ambas dimensiones ( por encima del percentil 75) , tenían un 96% de probabilidad de ser un líder extraordinario.

 

Conclusión: La velocidad en sí misma no es una ventaja. El trabajo debe de estar bien hecho. La magia es la combinación de hacer las cosas rápida y correctamente.

Cómo difieren la velocidad y la calidad

La velocidad y la calidad son importantes, pero son diferentes. Estamos enfatizando la importancia de la velocidad y hemos dedicado menos espacio a la calidad. ¿Por qué?

La calidad es como un interruptor “apagado y encendido”. Lo tienes o no lo tienes. Responde a la ley del todo o nada, es una cantidad discreta. Si se tiene la calidad requerida para satisfacer los requisitos, expectativas y exigencias de los clientes (externos e internos); a partir de esa situación, intentar hacerlo mejor, a menudo, no crea más valor, incluso se puede deteriorar lo realizado (el concepto de relamido en pintura).

La velocidad, en cambio, es un reostato. Es una cantidad continua, que se puede elevar a niveles más altos y, siempre que la calidad se mantenga, continua produciendo un valor cada vez mayor para la empresa.

Conclusión: Pensemos que aumentar la velocidad es algo que la gran mayoría puede hacer.

Acelerando el ritmo

Si deseamos mejorar nuestro ritmo de trabajo, es decir la velocidad de liderazgo, podremos aprender de lo que hacen los líderes más efectivos. La base de datos de las investigaciones de Zenger y Folkman, obtenida del análisis realizado a 75.000 líderes, nos proporcionan los enfoques más efectivos para mejorar la velocidad del liderazgo.

1º Acelerar las interacciones.

La vida en las organizaciones esta repleta de interacciones, reuniones, entrevistas… De hecho, muchas de estas interacciones consumen más tiempo del necesario. Se estima que los empleados consumen en reuniones un 15% de su jornada semanal. Cada reunión requiere un promedio de una hora.

2º Cuando los proyectos y las responsabilidades se delegan adecuadamente, ambas partes suelen ganar.

El trabajo del destinatario de la delegación está enriquecido y le permite su desarrollo profesional. El  directivo libera un tiempo, que  puede dedicar a la estrategia y a la innovación.

3º Incrementar el “tempo”.

Las organizaciones adquieren, con el paso del tiempo, una cadencia o ritmo en la forma de hacer las cosas. Cuando se las observa, unas se sienten como en “la-la-land”. Otras se caracterizan por su claridad, eficiencia y un enfoque hacia una forma oportuna de hacer las cosas. Dos líderes empresariales muy reconocidos hicieron observaciones casi idénticas sobre este punto. Lee Iacocca, con una carrera legendaria en el mundo del automóvil, dijo: ” El ritmo del líder se convierte en el ritmo de la Organización”. Por otro lado, Mary Kay Ash, fundadora de Mary Kay Cosmetics, y autora de libros sobre gestión, afirmó: “La velocidad de un líder determina la velocidad del equipo”.

4º Incrementar la velocidad (ritmo) mediante la Formación y el Desarrollo.

Zenger y Folkman con el Grupo PyA han desarrollado un Taller para  mejorar e incrementar la Velocidad de los Líderes. Dicho Taller se compone de los siguientes apartados:

  1. Realización de una encuesta (Personal Pace Survey) de auto-evaluación, que diagnostique el ritmo de los participantes. 
  2. Análisis de las 8 habilidades comportamientos compañeros) que correlacionan estadísticamente con la velocidad del liderazgo.
  3. Examen de las Necesidades de la Organización.
  4. Selección de dos habilidades para su desarrollo posterior.
  5. Confección de un Plan de Acción que incremente y mejore su ritmo actual, evidenciando una mayor efectividad como líderes.

Efectividad del Taller. Los autores demostraron la validez del Programa-Taller mediante una investigación, que agrupó a 710 líderes, quienes realizaron paso a paso el Taller antes mencionado. Pasados entre 18 y 24 meses se volvió a efectuar una nueva evaluación. Los resultados se presentan en el Gráfico 4. La mejora de los líderes participantes aumentó en 40 puntos.

Gráfico 4

Conclusión:

Mejorar su velocidad puede influir mucho en algunos aspectos de su vida. Para aquellos que se sientan rezagados, existen métodos probados para ponerse al día. Sin embargo, a medida que aumente su velocidad, nunca lo haga a costa de la calidad. La mejora y la efectividad solamente ocurre cuando la velocidad y la calidad trabajan juntas de una manera equilibrada y cooperativa.

 

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