En nuestro afán por agradar y demostrar nuestra valía, aceptamos todas o casi todas las propuestas que nos hacen a nivel laboral: sí, redactaré el informe –aunque no sea mi labor-; sí, iré a la reunión con el proveedor –aunque sea fuera de mi horario de trabajo-; sí, me tomaré algo con los compañeros –aunque esté tan cansado que solo quiera llegar a casa-…. ¿Te sientes identificado? Entonces, debes aprender a decir NO en el trabajo.
¿Por qué es tan difícil decir No?
Detrás de esta conducta complaciente se esconden diferentes motivos. Según expone la doctora en Psicología Vanesa Fernández López en Aprende a decir no, estas son las principales causas que pueden influir a una persona para que adopte este comportamiento:
- Elevada deseabilidad social: buscamos complacer a las otras personas y aceptamos cualquier proposición porque creemos que es lo que se espera de nosotros.
- Miedo al rechazo: pensamos que mostrándonos de acuerdo con todo seremos “más queridos” por los demás y mejor valorados por nuestro superior.
- Temor a represalias: en el sentido opuesto, aceptamos cualquier petición por miedo a sufrir consecuencias negativas, como un despido.
- Presión del grupo: deseamos encajar dentro del grupo, por lo que acabamos haciendo aquello que nos dicen.
- Falta de asertividad: nos sentimos incapaces de decir No sin herir a nuestro interlocutor, por lo que acabamos dando nuestro brazo a torcer.
- Experiencias negativas previas: cuando hemos rechazado una invitación, hemos recibido una reacción negativa, como que un compañero se muestre frío o hable mal de nosotros, una experiencia que nos lleva a decir Sí para evitar estas consecuencias.
- Baja autoestima: debido a nuestra falta de autoconfianza, creemos que el hecho de que nos propongan algo –¡a nosotros!- es un lujo, así que no podemos negarnos.
¿Por qué es importante decir No?
Sin embargo, aceptar todo lo que nos proponen tiene consecuencias negativas, pues esta actitud oculta nuestros límites, por lo que los demás no sabrán qué estamos dispuestos a hacer o cuánto podemos asumir. Se produce, por tanto, una paradoja, pues en nuestro intento de complacer al resto, los confundimos.
“Ser generoso no consiste en decir que sí a todo lo que te pide la gente, todo el tiempo. Se trata de decir sí a algunas de las personas (gente también generosa o que pueden aportarte algo), a veces (cuando no vas a comprometer tus metas y ambiciones) y a algunas de las peticiones (cuando las habilidades y recursos que puedes aportar son de verdad relevantes)”, recomienda el profesor de la de la Wharton Business School Adam Grant, autor de Give and Take.
Además, las personas que no consiguen aprender a decir No en el trabajo presentan baja autoestima, soledad emocional, culpabilidad y mayores niveles de ansiedad, tristeza o irritabilidad que pueden acabar en ataques de ira o síndrome de burnout.
Por ello, Walter Riso, en El derecho a decir no, sostiene que “en el proceso de aprender a querernos a nosotros mismos, junto al autoconcepto, la autoimagen, la autoestima y la autoeficacia, hay que abrirle campo a un nuevo auto: el autorrespeto, la ética personal que separa lo negociable de lo no negociable, el punto de no retorno”. Como puntualiza Manuel J. Smith en Cuando digo NO, me siento culpable, decir No sin sentir culpa es uno de los derechos que todos poseemos a la hora de comunicarnos.
Técnicas para aprender a decir No en el trabajo
¿Cómo podemos aprender a decir No en el trabajo? Existen diferentes estrategias que nos ayudan a rechazar una propuesta con asertividad, conciliando ese deseo de aceptación con nuestros valores, intereses y necesidades:
- Técnica del sándwich. Igual que un bocadillo, esta estrategia se compone de tres partes. En primer lugar, se trata de introducir el tema en cuestión de forma empática, agradeciendo a la otra persona que haya pensado en nosotros. Después, entramos en el fondo de la materia, trasladando al interlocutor nuestra negativa a aceptar su invitación, siempre de forma asertiva y breve, añadiendo alguna razón que justifique nuestra postura. Por último, cerramos el sándwich con otro comentario positivo que deje un buen sabor de boca en la conversación. A modo de ejemplo, en el caso de recibir una propuesta para asumir un nuevo proyecto, esta estrategia podría materializarse del siguiente modo: “Muchas gracias por pensar en mí para esta nueva iniciativa; me siento muy orgulloso de que confíes en mí (primera fase). Sin embargo, en estos momentos, tengo mucho trabajo por hacer y no quisiera asumir más funciones de las que puedo realizar con la diligencia requerida (segunda fase). No obstante, espero que en un futuro no muy lejano podamos colaborar juntos, porque será un placer trabajar contigo (tercera fase).
- Técnica del disco rayado. En ocasiones, podemos encontrarnos con un proponente muy insistente al que no le basta un ‘No’ mediante el sistema anterior. En estos casos, lo más conveniente es mantenernos firmes en la negativa, contestando siempre con la misma premisa hasta que el interlocutor se dé por vencido. “Lo siento, pero no puedo”; “Lo lamento, pero me es imposible”; “Entiendo lo que me propones, pero no es el momento”…
- Técnica del banco de niebla. Cuando creemos que la otra persona va a tener una reacción negativa ante nuestro rechazo, podemos usar esta estrategia para aprender a decir No en el trabajo. Consiste en expresar un acuerdo con el interlocutor, para después añadir el ‘No’. Por ejemplo, un compañero de trabajo nos invita a tomar algo al salir de la oficina. Usando esta técnica, podemos responder: “Me parece un plan genial, la verdad, pero no puedo; tengo ya compromisos”.
- Técnica del aplazamiento. Es posible que queramos rechazar la invitación en el momento actual, pero no queramos descartarla de cara a un futuro. Por ejemplo, si estamos buscando empleo activamente, puede que nos acepten en una empresa antes de que hayamos terminado los procesos de selección en otras compañías interesantes, por lo que es posible que aceptemos el puesto y, en cuestión de días, nos requieran para otro trabajo que nos gusta más. En estos casos, podemos posponer la decisión para que, cuando digamos que Sí o que No sea con todas las posibilidades existentes sobre la mesa. “Muchas gracias por elegirme para el puesto. “¿Le importaría si me tomo unos días para meditar la decisión”, podemos decir.
- Técnica de la alternativa. Otro sistema con el que aprender a decir No en el trabajo consiste en aportar opciones al proponente, proponiendo otra solución o modificando algunas de las condiciones. Así, si un compañero nos pide ayuda para elaborar un informe, podemos comentarle que estamos muy liados, pero que Fulanito controla mucho sobre la materia y seguro que está encantado de participar o, si realmente nos apetece sumarnos al proyecto, preguntar al interlocutor si es posible esperar unos días a que terminemos el trabajo que tenemos pendiente.
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