Es la creencia de que puedes hablar, preguntar, admitir errores y compartir ideas sin temor a consecuencias negativas. Y en el entorno laboral actual, donde necesitamos más colaboración, innovación y adaptabilidad que nunca, la seguridad psicológica no es un “extra”. Es esencial.
El estilo de liderazgo tradicional de mando y control – donde la autoridad mandaba, la información fluía en una sola dirección y los errores se ocultaban discretamente – podría haber funcionado en entornos predecibles y de ritmo lento. Pero en nuestro mundo interconectado y en constante cambio, frena activamente el progreso de los equipos. Cuando las personas guardan silencio por miedo, las organizaciones pasan por alto las señales de alerta temprana, pierden la sabiduría de primera línea y les cuesta adaptarse al cambio.
El desafío del liderazgo
Aquí está la parte difícil: crear seguridad psicológica a menudo requiere que los líderes desaprendan hábitos que una vez los llevaron al éxito. Para muchos, significa pasar de tener todas las respuestas a invitar a las preguntas difíciles. De proyectar certeza a admitir cuando el camino no está claro. De mantener el control a dar la palabra.
Y eso no siempre es cómodo, especialmente para líderes que prosperaron en entornos donde la vulnerabilidad se percibía como una debilidad. Comprender el concepto es una cosa. ¿Saber cómo vivirlo en el tira y afloja diario de plazos, decisiones y desacuerdos? Ese es el verdadero desafío.
La investigación sobre líderes y seguridad psicológica
Para comprender claramente qué es lo que realmente marca la diferencia, analizamos los datos de Zenger Folkman de más de 18.000 empleados. Pedimos a cada persona que calificara el grado en que “todos en la organización reciben un trato digno y respetuoso” y comparamos esas respuestas con las calificaciones de su gerente inmediato sobre la eficacia en 60 comportamientos de liderazgo.
Los patrones era inconfundibles. Identificamos ocho comportamientos específicos que se correlacionaban más fuertemente con el sentimiento de respeto de los empleados. Los líderes que obtuvieron puntuaciones superiores a la media en estos comportamientos experimentaron un cambio drástico:
- La intención de dejar de fumar cayó del 37% a sólo el 20%.
- El porcentaje de empleados dispuestos a hacer un esfuerzo adicional casi se duplicó: del 23% al 47%.
Es una prueba de que incluso cambios pequeños y constantes en el comportamiento pueden tener un gran impacto en cuán seguras se sienten las personas para hablar y contribuir.
Los 8 comportamientos de liderazgo que fomentan la seguridad psicológica
- Construir un clima inclusivo: Asegurarse de que cada voz cuente. La inclusión no se trata solo de diversidad, sino de asegurar que las diferentes perspectivas sean valoradas y escuchadas. Una mezcla de orígenes, experiencias y puntos de vista no es un problema; es una fortaleza que celebrar.
- Esté abierto a diversas perspectivas: No se limite a tolerar opiniones diferentes, sino que procure buscarlas activamente. Un ejecutivo que conozco le dice a su equipo: “No podemos prometer que todos se saldrán con la suya, pero todos tendrán su opinión”. Lo refuerzan invitando a las voces disidentes a hablar primero.
- Generar confianza: La confianza lo acelera todo. Cuando las personas confían en su líder, toman más iniciativa, aceptan retos y se entregan más. La confianza crece con acciones consistentes, cumpliendo la palabra dada y reconociendo el talento de su gente.
- Resolver conflictos: Pocas personas disfrutan de los conflictos, pero dejarlos sin resolver mina la moral y aleja a las buenas personas. Los mejores líderes intervienen para resolver los desacuerdos con rapidez y de forma constructiva, incluso si no están directamente involucrados.
- Equilibre las tareas con las necesidades de las personas: Los objetivos importan, pero también las personas. Cuando los plazos prevalecen constantemente sobre el bienestar, los miembros del equipo empiezan a sentirse descartables. Los mejores líderes saben cuándo impulsar los resultados y cuándo detenerse por las personas.
- Manténgase conectado: Conocer a su equipo no se trata solo de actualizaciones de proyectos, sino de saber quiénes son, qué les importa y qué está pasando en sus vidas. Esa conexión genera lealtad y seguridad de maneras que las reuniones formales jamás podrán lograr.
- Sé un modelo a seguir: Los líderes marcan la pauta. Si esperas que tu equipo siga ciertas reglas o valores, debes ser el primero en ponerlos en práctica. Nada erosiona la credibilidad más rápido que decir “reglas para ellos, pero no para mí”.
- Demuestre adaptabilidad: El cambio es constante: pandemias, avances tecnológicos, turbulencias del mercado. Los líderes que se adaptan rápidamente y demuestran flexibilidad ayudan a sus equipos a hacer lo mismo sin perder el impulso ni la moral.
No tienes que ser perfecto
Ocho comportamientos pueden parecer muchos, pero la verdad es alentadora: no es necesario dominarlos todos para ver resultados. Nuestra investigación reveló que los líderes con un rendimiento igual o superior al percentil 75 en tan solo tres de estas áreas alcanzaron el percentil 53 en seguridad psicológica. Alcanzar el percentil 90 en tres comportamientos elevó la seguridad al percentil 62.
Las mejoras pequeñas y enfocadas realmente suman. Elige algunos comportamientos que te resulten más naturales y empieza por ahí.
Seguridad psicológica: el meollo del asunto
La seguridad psicológica no se trata solo de crear un lugar de trabajo agradable; influye directamente en si las personas se quedan, se esfuerzan al máximo y contribuyen al éxito de la organización. Y aunque no se puede cambiar todo de la noche a la mañana, sí se puede empezar a actuar de forma diferente en los momentos importantes.
Responde con apertura en lugar de a la defensiva. Invita a quienes no han sido escuchados. Demuestra tu disposición a aprender, adaptarte y crecer junto a tu equipo.
Porque, al fin y al cabo, la seguridad psicológica va más allá de las políticas o los procesos: se trata de cómo tú, como líder, haces sentir a las personas. Y cuando las personas se sienten respetadas, confiables y seguras, no solo trabajan más duro. Trabajan mejor, juntas.
Este artículo escrito por Joe Folkman ha sido previamente publicado en Zenger Folkman.