Tradicionalmente, el liderazgo se ha asociado a la toma de decisiones mediante un proceso analítico, basado en datos y hechos objetivos. ¿Realmente funciona así? ¿La intuición de un líder tiene menos peso que la razón o la lógica?
Las Neurociencias han evidenciado que, durante la adopción de decisiones estratégicas, la actividad cerebral de los ejecutivos se concentra en las áreas vinculadas al pensamiento social y emocional, es decir, en la intuición, más que en la corteza prefrontal, encargada de la lógica. Así lo puso de manifiesto, por ejemplo, un experimento llevado a cabo por el psiquiatra Roderick Gilkey, de la Universidad de Emery, y de ahí que John C. Maxwell incluya la intuición de un líder como una de las cualidades de los grandes directivos en su libro Las 21 leyes irrefutables del liderazgo.
¿Qué es la intuición?
Según el propio Maxwell, la intuición de un líder se refiere a la capacidad de “controlar, comprender y trabajar con los factores intangibles para alcanzar las metas”, una habilidad que se va adquiriendo con el tiempo y la experiencia.
Por su parte, Elisabeth Corrales Navarro, en el trabajo La intuición como proceso cognitivo, define el pensamiento intuitivo como “la capacidad humana de llegar a conclusiones correctas a partir de información escasa y en poco tiempo mediante un procesamiento subsimbólico que no siempre está a nivel consciente”.
Y es que, al contrario de lo que se pueda pensar a priori, la intuición de un líder no es una cuestión de azar, sino que emana de un pensamiento lógico inconsciente basado en el conocimiento adquirido a partir de la experiencia. Por tanto, posibilita usar de forma inconsciente esa información almacenada para llegar a soluciones acertadas. “Resulta que, sin duda, atesoramos en nuestro desván interior (o mejor, en nuestros sótanos) una gran cantidad de información cuyo más completo aprovechamiento -mediante la fenomenología intuitiva- constituye un reto a asumir”, expone José Enebral Fernández en el artículo Por qué la intuición en la empresa.
¿Razón o intuición en el liderazgo?
Como consecuencia, la intuición de un líder comienza a ser valorada como una cualidad directiva, convirtiéndose en el complemento perfecto a la razón, dado que “no se superpone, ni reemplaza al pensamiento lógico racional; al contrario, lo complementa y mejora”, según argumenta Lorena Rienzi, autora del libro Liderazgo intuitivo.
“La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al sirviente y ha olvidado al regalo”. Alberto Einstein
El liderazgo requiere de agilidad y creatividad para adoptar decisiones en un contexto en constante cambio y, si los directivos solo se guiasen por la razón y el rigor científico, no dispondrían del tiempo, ni de la información –consciente- para solucionar los problemas. Por eso, debe entrar en juego la intuición de un líder como alternativa para aquellas situaciones en las que la razón es insuficiente.
¿De qué se compone la intuición de un líder?
En la obra Los 21 minutos más poderosos en el día de un líder, Maxwell profundiza en la intuición como ley del liderazgo, exponiendo los cinco comportamientos que denotan el uso del pensamiento intuitivo por parte de los directivos. ¿Cuáles son?
- Los líderes con intuición son capaces de ver una situación y analizarla muy rápido.
- Analizan lo que ocurre en el presente y comprenden hacia dónde se dirige la organización en el futuro bajo esas premisas.
- Saben cómo proveerse de recursos para su visión, sin dar nada por sentado y maximizando todo lo que tienen a su alcance para lograr sus metas.
- Muestran una gran inteligencia interpersonal, llegando a entender lo que necesitan los demás.
- Se interpretan a sí mismos, comprendiendo sus fortalezas, debilidades y cuál es su papel en cada momento.
¿Cómo aplicar el pensamiento intuitivo?
Ahora bien, la intuición no siempre conduce a decisiones correctas; igual que la razón, presenta un grado de error. Para evitar los juicios inconscientes errados, Andrew Campbell y Jo Whitehead, en el artículo How to test your decision-making instincts publicado por McKinsey, comparten un modelo para proteger las decisiones contra el prejuicio basado en cuatro tips o pruebas de evaluación de la intuición:
- La prueba de familiaridad. ¿Hemos vivido con anterioridad situaciones parecidas? La familiaridad es importante porque el subconsciente trabaja en el reconocimiento de patrones. Ahora bien, para que esta prueba funcione, es esencial analizar tanto los hechos repetidos como las incertidumbres, con especial énfasis en lo que podría fallar o cambiar respecto a esa experiencia previa.
- La prueba de la retroalimentación. ¿Funcionó la solución adoptada en el pasado? El miedo a aceptar el fracaso lleva al cerebro a un sesgo cognitivo que le hace comprender sus acciones pasadas como positivas, pero ¿realmente lo fueron? Es imprescindible hacer un análisis objetivo de la actuación precedente y obtener el mayor feedback posible para tomar esta experiencia –o no- como referencia en una decisión del presente.
- La prueba de medir las emociones. ¿Los sentimientos que recordamos de esas situaciones anteriores pueden estar cegándonos? Si bien, los recuerdos incluyen una importante carga emocional, positiva o negativa, también es posible que la experiencia fuera excesivamente traumática, impidiendo que el líder tome una decisión acertada. Hay que saber distinguir cuándo una emoción está sesgando el juicio.
- La prueba de independencia. ¿Existen intereses personales inapropiados? Ante dos opciones, el cerebro asignará una emoción más positiva a aquella que mayores beneficios personales ofrezca. Sin embargo, esta desviación no puede afectar al comportamiento de un gran líder, que debe deshacerse de esta carga o delegar la decisión en otros profesionales menos implicados a nivel personal.
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