El coaching no es ya una idea nueva para la mayoría de los directivos. Una de las razones de esta aceptación puede deberse a que los valores de la sociedad han cambiado enormemente y nuestras prácticas de liderazgo están tratando de ponerse al día.
En la empresa, los empleados quieren tener el control y la influencia en sus entornos de trabajo; las organizaciones necesitan ser más inspiradoras y humanas con el fin de satisfacer las necesidades de las personas; los mejores líderes actúan como un valioso espejo para sus colaboradores y les ayudan a tomar conciencia de sus capacidades y competencias. Probablemente, el coaching es la práctica de liderazgo que mejor hace funcionar este estilo de gestión colaborativo. Es una de las mejores maneras de crear una mayor interacción entre líderes y colaboradores directos, ayudando a alinear los objetivos del trabajo y el progreso del individuo.
A través de las conversaciones de coaching el líder está tratando de ayudar a generar un cambio en el empleado. En la mayoría de los casos, este cambio va a depender de lo que la persona quiera conseguir, aunque pueda ser condicionado parcialmente por lo que el líder-coach ve necesario cambiar. En todo caso, es importante que el líder pregunte al colaborador lo que le gustaría tratar en cada sesión.
Las actitudes y el comportamiento del líder durante la entrevista son asimismo esenciales, porque:
• El coaching no va a tener éxito si hay tensión o discusión entre los participantes.
• Si el que ayuda asume la postura de poder o estatus y transmite el mensaje “yo tengo las respuestas y te voy a enseñar las ideas correctas y adecuadas”, tendrá pocas probabilidades de éxito.
Cuanto más juegue el coach a “yo soy el jefe” menos efectivo será el coaching.
Para dirigir entrevistas motivadoras, debe facilitarse a los líderes entrenamiento en las habilidades de preguntar y escuchar, así como una clara estructura a seguir durante la conversación de coaching.
El coaching no es una actividad carente de consecuencias empresariales: existe una alta correlación entre la calidad del coaching que realizan los líderes y el compromiso de los empleados. La práctica del coaching entre jefes y colaboradores es un ingrediente esencial del liderazgo colaborativo.