¿Qué trabajador aporta más a una empresa? ¿Uno que falta a la oficina con cierta frecuencia, pero que cuando acude a la compañía rinde al 100% u otro que nunca se ha ausentado un día pero dedica gran parte de la jornada a actividades que nada tienen que ver con sus funciones laborales? Los directivos deben prestar atención tanto al presentismo como al absentismo laboral, causas de estos fenómenos y medidas que subsanen estas ausencias ‘físicas o mentales’ de la plantilla.
Mientras el absentismo laboral se concibe como la ausencia de una persona de su puesto de trabajo durante el horario laborable, el presentismo se produce cuando el empleado cumple con la jornada laboral pero dedica el tiempo de la misma a otros quehaceres no relacionados con su puesto de trabajo.
Absentismo laboral, causas y soluciones
En España, el coste total del absentismo, según el VIII Barómetro Europeo del Absentismo y Compromiso de los Trabajadores, publicado en 2016 por Ayming, supera los 9.000 millones de euros al año.
Sin embargo, este mismo informe manifiesta que el 30% de las causas de absentismo laboral están vinculadas a aspectos sobre los que se puede intervenir por parte de las compañías, como las condiciones de trabajo, la falta de motivación, el clima laboral… De hecho, la mitad de las organizaciones participantes en el estudio consideran que la implicación de la plantilla tiene un impacto económico en la productividad y los resultados de la empresa.
Entonces, ¿por qué no adoptar medidas que mejoren el compromiso laboral? Para Ayming, la mejora de las condiciones de trabajo en lo referente a salud laboral, la participación en la organización del trabajo, la flexibilidad y la conciliación, son acciones que los trabajadores españoles consideran eficaces para aumentar la motivación en el trabajo.
Presentismo laboral, una tendencia en alza
En términos similares hay que enfocar el tema del presentismo laboral, también denominado absentismo emocional.
Según el V Informe Adecco sobre Absentismo, publicado en 2016, algo más de la mitad de las empresas han detectado prácticas de presentismo en sus compañía, frente al 47% que no aprecian este comportamiento en su plantilla. Además, el informe también destaca que durante el periodo 2008-2015 se ha registrado una generalización del presentismo en prácticamente la totalidad de las empresas, aumentando el número de organizaciones que admiten contar con algunos o muchos empleados presentistas.
Entre las prácticas de presentismo laboral, las más habituales son aquellas ausencias repetitivas por tabaquismo, excesos en las pausas para desayunar o almorzar, uso de internet con fines no laborales, no cumplimiento de los horarios de entrada y salida del trabajo, etc.
Sin embargo, es destacable que de las empresas participantes en el estudio, casi un 20% ha respondido “No sabe/no contesta” cuando se la ha preguntado por las medidas que aplica la compañía para reducir la tasa de presentismo. Es más, los que sí contestaron, apostaron por soluciones coercitivas y de control, en lugar de medidas que pongan fin a la causa de esta práctica.
En este sentido, la mayoría de las empresas admiten que han implantado sistemas de control de horarios, pero solo el 34% de las empresas ofrece flexibilidad horaria a más del 25% de la plantilla. O, por ejemplo, son escasas las compañías que establecen un modelo de evaluación por objetivos, en lugar de valorar el desempeño profesional por el cumplimiento del horario establecido.
Parece claro que los directivos deben cambiar su modo de abordar este problema, buscando herramientas que promuevan la motivación e implicación de los trabajadores como solución al presentismo y al absentismo laboral. Es decir, un empleado al que se la aplica una política estricta de horarios, con medidas sancionadoras en caso de incumplimiento, puede que cambie su actitud y empiece a llegar a su hora al trabajo, pero esto no quiere decir que vaya a mejorar su desempeño y productividad; para ello, necesitamos despertar sus ganas de aportar a la empresa.