Las leyes del salario sinónimo de mínimo han estipulado una serie de consecuencias tanto positivas como negativas en la sociedad. Unas consecuencias con las que hay que aprender a trabajar y que siguen siendo debatidas de forma intensa por distintos organismos y grupos de la población. Es importante estimar que no existe una verdad absoluta sobre qué es positivo y qué no en cuanto al salario mínimo, solo unos conocimientos que están muy estipulados en la sociedad y que conviene resaltar. Además, también hay una serie de consecuencias ambivalentes que son tanto positivas como negativas, lo que no ayuda a la hora de entender lo que refleja realmente la existencia de un salario mínimo por parte de la sociedad.
Consecuencias positivas
Podemos concentrar las consecuencias positivas de las leyes del salario mínimo en tres frentes. El primero de ellos está relacionado por la reducción que se realiza del trabajo que no está bien pagado. Es decir, nos referimos a la eliminación de la explotación laboral, una filosofía que aún hoy día existe y que se arrastra desde tiempos pasados. Al existir un salario mínimo las empresas o profesionales que quieren explotar a sus trabajadores no tienen la oportunidad de hacerlo de ninguna de las maneras.
Además de esto, al establecerse salarios mínimos en la sociedad,lo que también ocurre es que los gobiernos tienen que poner menos fondos de su parte para poder proporcionar a los ciudadanos ayudas para la vida. Esto implica que, al gastarse menos dinero de una forma estatal, el volumen de impuestos de las naciones se pueden reducir, lo que termina siendo beneficioso para todas las personas. Es una forma de conseguir que exista menos pobreza y que una mayor cantidad de personas pueda vivir de una manera digna.
En tercer y último lugar, las empresas mejoran sus hábitos laborales y dejan de pagar la mano de obra barata que se establece sin control para contratar personas que serán más productivas. Si bien es un proceso obligatorio, los negocios terminan viéndose beneficiados por tener personas más capaces trabajando en sus empresas. A esas personas se las considera pilares clave en las organizaciones y por ello se las forma y se trata de que puedan mejorar sus habilidades y conocimientos en la medida de lo posible.
Consecuencias negativas
Existe polémica y debate acerca de si la existencia de una ley del salario mínimo termina derivando en que se produzcan más despidos entre personas que tienen sueldos bajos. Hay quienes opinan que cuantos más sueldos altos se pagan, más puestos de sueldos bajos se pierden. Es un aspecto que está abierto al coloquio y que todavía no se ha definido de una forma definitiva en este análisis de la ley del salario mínimo.
Lo que sí es una consecuencia negativa real es que la ley produzca la existencia de unos salarios medios que son más bajos y que se produzca una mayor cantidad de subempleos en los que no hay tanto control ni se incluyen determinados gastos. Este es un problema significativo sobre todo en países en los que no existen las mismas bases para la cobertura de la situación del desempleo, lo que provoca graves problemas entre algunos trabajadores. Como última consecuencia, el precio de los servicios básicos o de los bienes aumenta, dado que las empresas tienen en cuenta que están gastando más dinero en llevar a cabo estos trabajos.
Consecuencias ambivalentes
Los expertos en salarios y en el sector económico en general han llegado a la conclusión de que la existencia de las leyes del salario mínimo afectan a que se produzcan situaciones específicas en términos fiscales y sociales. Hay muchos factores que se pueden dar y los resultados son cuanto menos dignos de estudio. También se genera, debido a ello, una gran cantidad de trabajo sumergido, de empresas que saltan los procesos legales de contratación para pagar por debajo del salario mínimo aunque signifique estar cometiendo una infracción de la cual no queda rastro. Para los juicios por deudas se tiene en cuenta, por su parte, que los salarios mínimos se encuentran al margen del riesgo de ser embargados por un juez. Habrá que profundizar en los salarios que se embarguen para ver qué porcentaje se queda la entidad que ha demandado la deuda, con cantidades que pueden ir del 30% en el menor de los casos hasta el 90% en el mayor.