¿Te sientes irritable en el trabajo? ¿Levantarte por las mañanas para ir a trabajar es un suplicio? ¿Notas que los problemas se amontonan y eres incapaz de encontrar soluciones? Cuidado, porque quizá estés padeciendo el síndrome del burnout, algo común –pero serio- entre aquellas personas que nos dedicamos al liderazgo empresarial.
¿Cómo lo reconozco?
El síndrome del burnout (traducido como agotarse o consumirse) es una modalidad de estrés laboral que afecta, entre otros sectores, a puestos de dirección y responsabilidad en los que se exige un alto nivel de atención y concentración, y se caracteriza porque un agotamiento tanto físico como mental, desmotivación en el trabajo y variaciones de humor en el desempeño de las funciones.
Entre los síntomas que genera el síndrome de burnout destacan las siguientes:
- Emocionales:
- Indefensión.
- Cuadros depresivos.
- Desesperanza y pesimismo.
- Irritación y hostilidad.
- Apatía.
- Falta de tolerancia.
- Acusaciones a los clientes.
- Pérdida de sentimientos.
- Cognitivos:
- Pérdida de significado y de valores.
- Desaparición de expectativas.
- Cambio de nuestra autoconcepción.
- Desorientación.
- Ausencia de creatividad.
- Cinismo.
- Facilidad de distracción.
- Bajada de la productividad.
- Conductuales:
- Evitación de responsabilidades.
- Absentismo.
- Conductas inadaptativas.
- Desorganización.
- Incapacidad para tomar decisiones.
- Aumento del consumo de café, tabaco, alcohol y otras drogas.
- Sociales:
- Evitación de contactos personales.
- Conflictos interpersonales.
- Malhumor.
- Aislamiento.
- Formación de grupos críticos.
- Físicos:
- Cefaleas.
- Dolores musculares.
- Problemas de sueño.
- Pérdidas de apetito.
- Trastornos gastrointestinales.
Por tanto, aparte de las consecuencias para nuestra salud que ahora veremos, esta patología no sólo nos va a afectar a nosotros individualmente, sino que también empeorará las relaciones con el resto de compañeros y clientes, generando un mal clima laboral que se traducirá en un nefasto desempeño de nuestro liderazgo empresarial y unos pésimos balances de resultados. Por ello, el síndrome del burnout no es algo trivial, una mera situación de estrés pasajera, sino que puede conllevar consecuencias muy graves, tanto a nivel personal como profesional.
¿Cómo lo trato?
Lo más importante para que el síndrome de burnout no se agrave es detectarlo en sus primeras fases. Cuanto antes lo reconozcamos, más fácil será eliminar sus síntomas y consecuencias.
Y no sólo hablamos de autoanalizarnos, sino también de estar atentos al resto de trabajadores a nuestro cargo, puesto que no es exclusivo de directivos, sino que se aprecia con asiduidad en puestos de atención al público o con trato constante con clientes, en jornadas laborales largas o en trabajos repetitivos y monótonos, sin olvidar los colectivos sanitario y docente, muy vinculados a esta afección.
Para ello, una comunicación fluida nos permitirá conocer el estado del equipo, que podemos acompañar con encuestas y evaluaciones sobre el grado de desgaste de los empleados para mantener a raya situaciones críticas. Más vale un descanso de un par de días que una baja de un año.
Y si, desafortunadamente, nos encontramos ante un caso de síndrome de burnout, démosle toda la importancia que se merece. Si somos nosotros los afectados, atajemos el problema antes de que vaya a más, acudiendo a especialistas; si es alguno de nuestros trabajadores, apostemos por nuestro desarrollo profesional demostrando nuestra comprensión, apoyo y respaldo al problema.
Post relacionados:
- Descubre las fortalezas de tu equipo con un taller de liderazgo
- Frases para elevar tu liderazgo
- Las 16 características que te convertirán en un líder extraordinario