Nadie es perfecto. Todos tenemos debilidades, tanto a nivel personal como laboral, pero a través del coaching personal vamos a poder ser conscientes de nuestros límites y carencias y vamos a poder afrontarlos y superarlos.
El hecho de que hayamos llegado a un puesto directivo o de cierta responsabilidad no nos exime de esta autoevaluación. Al contrario, como líderes de un grupo nuestro esfuerzo por mejorar deber ser superior al resto si realmente deseamos alcanzar una posición de liderazgo y ser el ejemplo a seguir del resto del equipo.
Preparación
El que hayamos decidido examinar nuestras fortalezas y debilidades ya es un paso hacia la excelencia. No obstante, antes de iniciar cualquier actividad de coaching personal es conveniente que desterremos cualquier atisbo de orgullo de nuestra cabeza y realicemos el autoanálisis con la mayor honestidad y sinceridad posible.
De este modo, lograremos bosquejar un mapa de habilidades y carencias realista y trabajar con él para que las limitaciones que venimos arrastrando hasta ahora desaparezcan y dejen hueco para nuevas capacidades.
Inventario de fortalezas y debilidades
Con la actitud correcta, ya podemos empezar a elaborar el listado de fortalezas y debilidades que nos definen. El procedimiento es muy sencillo, pero a nivel mental nos ayudará a conocer quiénes somos y hacia dónde queremos ir, primer paso para lograrlo.
Por un lado, escribimos en una hoja los talentos que tenemos. No debemos confundir fortalezas con capacidades técnicas, así que evita hacer una copia del currículo. Lo que queremos plasmar son nuestras capacidades, no los méritos. Tras esto, llega el turno de recoger las debilidades que tenemos como jefes de equipo.
Del conocimiento al cambio
El hecho de revelar lo mejor y lo peor de nuestra faceta como directivos es que las fortalezas, por un lado, van a impulsar nuestra autoestima y a rearfirmarnos en nuestro puesto. Quizá nunca hayas sido consciente de todo tu talento hasta que lo has visto sobre el papel.
En cuanto a las debilidades, también influye en nuestro autoconocimiento. Sólo sabiendo en qué fallamos, podremos poner remedio, así que, a través del coaching personal, conseguiremos ver estas limitaciones como una oportunidad para el cambio y la evolución. ¿Cómo?
- Enfrentándonos a cada debilidad de forma individual y analizando, en cada caso, qué debemos cambiar para superarla.
- Priorizando los objetivos, para no frustrarnos. No es posible resetear nuestras limitaciones de la noche a la mañana, por lo que es recomendable determinar qué debilidad nos causa mayores inconvenientes en nuestro trabajo y trabajar sobre ella.
- Marcándonos pequeñas metas que nos acerquen de forma paulatina a la superación de la limitación. Un cambio radical puede ser complicado, pero si nos enfrentamos a nuestros miedos paso a paso, al final, llegaremos al lugar deseado.
- Eliminando la palabra “fracaso” de nuestro vocabulario. Si fallamos una primera vez en nuestro objetivo, nos levantamos y volvemos a intentarlo.
Recuerda que, aunque estás trabajando con tus debilidades, cuentas con numerosas fortalezas en las que puedes apoyarte. Si piensas en rendirte, siempre puedes echar un vistazo a la lista de habilidades para animarte. Una actitud positiva es la esencia del coaching personal.
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