Esta semana, hemos perdido un amigo. El gurú de los negocios Stephen R. Covey, falleció el lunes a los 79 años, y esta pérdida sólo es mitigado – que no se alivia – por el hecho de que el Dr. Covey dejado como un legado impresionante de acciones positivas.
Con sus estudios de Administración y Dirección de Empresas y su máster MBA en Hardvard, lo mas normal sería que hubiese acabado dirigiendo el imperio empresarial de sus familia, pero en lugar de eso se inclino por formar a líderes y crear empresarios del mañana.
Sin duda, nadie realmente puede pedir más de la vida que la oportunidad de amar y ser amado, a trabajar duro y lograr el éxito, y dejar nuestra aportación para un mundo mejor de como lo encontramos.
Un negocio exitoso y próspero es un ejemplo, pero sus libros, conferencias y lecciones en realidad estarán con nosotros para siempre.
En 1989 ya era un reconocido filósofo del management, pero su fama se multiplicó con la publicación de su libro “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”, convirtiéndose en un best-seller.
La base de su libro son los siete hábitos, pormenorizados a lo largo de mas de 300 páginas. Siendo el primero, ser proactivo, en donde destaca la libertad del individuo para escoger una respuesta ante los estímulos que recibe.
El segundo: comenzar una tarea o misión con un el final en mente, ya que así se encaminan nuestras acciones.
Tercero: Lo primero es lo primero, priorizar, dedicarnos a lo que da sentido a nuestra vida.
Cuarto: Aquí nos insta a pensar en ganar, buscar el beneficio mutuo; no para que uno triunfe mientras fracasa
Quinto : Comprender y ser comprendido, clave para las relaciones humanas
Sexto : Sinergia, el todo es más que la suma de las partes; la síntesis de las ideas divergentes producen ideas mejores
y Septimo: buscar la mejora continua, renovarse física y mentalmente.
Él aplicaba estos mandamientos a su propia vida, predicando con el ejemplo, decía que para motivarse visualizaba su propio funeral y se imaginaba cómo sería recordado, y así, esta visión le ayudaba a comprometerse con ciertos valores para convertirse la persona que quería ser.
Es mejor centrarse en el legado del Dr. Covey que claramente le sobrevivirá.
Tenga en cuenta estos diversos ejemplos de la brillantez de una vida bien vivida:
· “Para tocar el alma de otro ser humano se debe caminar en tierra santa.”
· “La mayoría de nosotros pasamos mucho tiempo en lo que es urgente y no el tiempo suficiente en lo que es importante”.
· “La confianza es el pegamento de la vida. Es el ingrediente más esencial en la comunicación efectiva. Es el principio fundamental que sostiene todas las relaciones. “
· “La mayoría de las personas no escuchan con la intención de entender, escuchan con la intención de responder.”
· “El enemigo de la” mejor “es a menudo el ‘bueno’.”
· “La forma en que vemos el problema es el problema”.
· “Sé una luz, no un juez. Sea un modelo, no una crítica “
· “Vive de tu imaginación, no con la historia”.
· “Si realmente quiero mejorar mi situación, puedo trabajar en la única cosa sobre la que tengo el control -. Yo mismo”
· “Siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás un carácter;. Siembra un carácter y cosecharás un destino”
· “En algún momento de tu vida, probablemente había alguien que creia en ti cuando no tu no lo hacias.”
· “Trata a un hombre como él es y seguirá siendo como es. Trata a un hombre como él puede y debe ser y él se convertirá como él puede y debe ser. ”
Lo más sorprendente acerca de la lección del Dr. Covey es su compleja sensillez. No es una tarea pequeña para ser brillante y ser narrable, para ser una leyenda y ser accesible. Tenía ese don increíble para ser capaz de hablar en un lugar repleto de gente y dejar que cada persona sintiera una conexión personal. No es fácil, pero él lo hizo de esa manera.
Tal fue la fama que alcanzo, que Bill Clinton afirmó que la productividad americana crecería si se aplicasen sus enseñanzas, y cientos de empresas acudieron a pedir consejo a su consultora.
Como la mayoría de los nativos en Utah, él era mormón, pero siempre negó que la religión marcase sus enseñanzas, sino que decía que estaban basados en grandes pensadores, como Buda, Sócrates o Viktor Frankl, al que conoció en persona y con el que entabló una buena amistad.
Pero las palabras a recordar aquí vienen directamente desde el propio Dr. Covey.Él escribió su propio elogio de alguna manera, con palabras que todos debemos tomar muy en serio: “Vivir, amar, reír, dejar un legado”.
Él sin duda hizo todo eso. Para nuestro beneficio.