¿Estás pensando en desarrollar un ejercicio de coaching grupal dentro de tu equipo de trabajo? ¡Bien hecho! Con esta herramienta vas a contribuir a que tus trabajadores encuentren sus fortalezas y debilidades, mejoren las relaciones personales e impulsen el desarrollo profesional en pos de la consecución de objetivos.
Las dinámicas de coaching grupal son muy diversas y la elección de una u otra dependerá de qué aspectos queramos poner a prueba y qué finalidad deseamos alcanzar con las actividades.
Presentaciones
Si tenemos un grupo de trabajo recién creado, con nuevos integrantes, el coaching grupal nos puede servir para mejorar las relaciones personales y generar lazos entre los trabajadores. Una dinámica sencilla y eficaz consiste en elegir una pregunta y que cada empleado escriba su respuesta en un papel. Damos cinco o diez minutos para que los participantes paseen por la sala leyendo las diferentes respuestas y preguntando más detalles si tienen curiosidad, y pasamos a la siguiente cuestión. Los temas pueden ir desde los más simples (“¿De dónde eres?”) hasta más complejos (“¿Cuáles son tus metas a corto plazo?”).
Comunicación
El objetivo de este ejercicio es dejar patente que un diálogo, donde ambas partes puedan interaccionar, genera mejores resultados que una información unidireccional.
Dividimos el equipo en dos grupos y nombraremos, en cada uno, al transmisor. El resto serán los pintores. Los portavoces tienen que describir una imagen con su voz, mientras que cada uno de los pintores trata de reproducirla guiado por los datos que aporta el transmisor.
La diferencia radica en que en uno de los grupos, los dibujantes podrán hacer preguntas al portavoz, mientras que en el otro no existirá dicho feedback. Lo habitual es que el grupo con feedback haya conseguido dibujos mucho más parecidos a la imagen que el que no podía dialogar.
Tareas inalcanzables
Esta dinámica de coaching grupal nos permite reflexionar sobre el nivel de exigencia que aplicamos a los compañeros pero no a nosotros mismos y desarrollar la empatía.
Nos colocamos todos en círculo y pedimos a los participantes que escriban en un papel una tarea, lo más difícil posible, para que realice el compañero de al lado. Uno a uno, los trabajadores irán desarrollando las misiones encomendadas. Vista la complejidad que entraña y el mayor o menor éxito conseguido, sorprendemos al grupo con un cambio de sentido y cada empleado deberá ejecutar la tarea que él mismo ha escrito, percatándose de la dificultad que supone y comprendiendo el esfuerzo desarrollado por su compañero.
Temores y expectativas
Otra actividad de coaching grupal que nos puede ayudar a conocer y analizar los temores y esperanzas de nuestro equipo consiste en que cada trabajador escribe cuáles son sus miedos y expectativas. Tras escuchar a todos, elegimos el temor y la expectativa más repetida y, en pequeños grupos, trabajamos sobre cómo superar el primero y cómo conseguir el segundo. Para concluir, los portavoces de cada grupo ponen en común sus conclusiones.
Fortalezas
No hay nada mejor para potenciar la motivación de los trabajadores que una sesión de refuerzos positivos (caricias psicológicas). En esta dinámica de coaching grupal serán los demás los que destaquen las fortalezas de sus compañeros.
Los empleados deben escribir la cualidad por la que destaca cada uno de sus compañeros. Las leemos en voz alta y apuntamos en una pizarra las fortalezas atribuidas a cada uno. Así, los trabajadores descubrirán cómo los ven los demás e incluso conocerán capacidades de las que no eran conscientes hasta ahora, propiciando su desarrollo.
Liderazgo
¿Quiénes son los líderes dentro del equipo de trabajo y qué posición ocupa cada miembro del grupo? Podemos conocer la estructura interna de nuestro equipo de trabajo a través del coaching grupal. Para ello, pedimos a los trabajadores que se pongan en fila india y, tras esto, permitimos a cada uno de ellos que rehaga el orden en función del liderazgo que considera que cada uno aporta en el grupo, incluido él mismo.
Autoconocimiento
Una dinámica que nos permitirá conocernos consiste en elaborar una lista de refranes de lo más variopinto. Cada miembro del equipo elige aquel que más le identifica y explica por qué se siente representado. El resto de compañeros aportarán su opinión sobre si están o no de acuerdo con esa idea de sí mismo.
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