Un tercio de los trabajadores europeos sufre estrés laboral, según el estudio La Prevención de los riesgos psicosociales en España, Europa y Latinoamérica, de la Universidad Internacional de Valencia, lo que convierte a esta patología en la de mayor prevalencia en las plantillas.
Un problema que seguirá en aumento en los próximos años, dada la mayor competencia, las elevadas expectativas de rendimiento y las jornadas de trabajo más largas, como adelanta la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su trabajo de 2016 Estrés en el trabajo: un reto colectivo.
Pero, ¿hasta qué punto afecta el estrés laboral al desempeño de los empleados y los resultados de la compañía?
¿Qué es estrés laboral?
El término estrés laboral fue introducido en 1936 por Hans Selye quien lo definió como una “respuesta inespecífica del cuerpo a cualquier solicitud de cambio”.
Décadas después, el estrés laboral es entendido como “la respuesta física y emocional a un daño causado por un desequilibrio entre las exigencias percibidas y los recursos y capacidades percibidos de un individuo para hacer frente a esas exigencias”, según la propia definición de la OMS.
No obstante, otros autores, como Robert A. Karasek, autor de Job demands, job declsion latitude and mental strain. Implications for job redesign, hablan de estrés en el trabajo cuando las demandas laborales son altas y la capacidad de control de las mismas es baja, mientras que otra corriente, seguida por Jeffrey Edwards en The determinants and consequences of coping with stress, vincula el estrés laboral con discrepancias entre las expectativas y la situación real.
Detonadores del estrés laboral
Aunque padecer los efectos del estrés va a variar de una persona a otra, las investigaciones coinciden en que existen algunos factores que impulsan esta patología. En este sentido, José María Peiró, en su obra Desencadenantes del estrés laboral señala los siguientes elementos estresores en la empresa:
- El ambiente físico. Se refiere a aspectos externos vinculados al ambiente físico, como pueden ser el ruido, la vibración, la iluminación, la temperatura, la humedad, etcétera.
- Las demandas del propio trabajo. La actividad laboral por sí misma puede generar estrés laboral: un turno de trabajo excesivo, la sobrecarga de tareas, la exposición a riesgos laborales elevados…
- Los contenidos del trabajo o las características de las tareas. La adecuación entre capacidades del trabajador y requerimientos de un puesto, el estilo de comunicación entre líder y equipo, el grado de autonomía sobre el trabajo o la complejidad de las funciones son también factores a tener en cuenta.
- El desempeño de roles. La mayor responsabilidad de un cargo intermedio o directivo, la ambigüedad en cuanto al reparto de roles o los conflictos entre compañeros también propician la aparición de situaciones de estrés laboral.
- Las relaciones interpersonales y grupales. Se trata de las relaciones entre subordinados y superiores, entre pares, con clientes y proveedores…
- El desarrollo de la carrera. Aquellos empleados que no se sienten seguros en sus puestos, están estancados en una misma posición o perciben como injustas las promociones aprobadas por la Dirección pueden sufrir un aumento de sus niveles de estrés.
- Las nuevas tecnologías. Por un lado, los no nativos digitales deben hacer frente al desafío que supone manejar las cambiantes nuevas tecnologías; por otro, la alta conectividad que proporcionan también exige una constante atención que puede llegar a saturar a los trabajadores.
- La estructura o el clima organizacional. Un sistema muy centralizado, un proceso demasiado burocratizado o un liderazgo autoritario o ausente pueden originar también estrés en el trabajo.
- Factores externos. No podemos olvidar otras causas de la vida personal del individuo que, aunque sean ajenos al ámbito laboral, van a afectar también a la esfera del trabajo.
Efectos del estrés en el trabajo
Como recoge el trabajo Enfermedades laborales: cómo afectan el entorno organizacional, de Pablo Sebastián Coduti, Yadhira Belén Gattás, Silvana Liz Sarmiento; Romina Andrea Schmid, “es importante tener en cuenta que el estrés es adaptativo: el estar expuesto a un nivel moderado de estrés es conveniente para mantener el tono vital, para estar despierto, no aburrirse y enfrentarse con energía a los retos de la vida”.
De hecho, el estrés en el trabajo puede resultar positivo cuando se da en baja intensidad, permitiendo a los profesionales mantenerse activos y alertas. No obstante, cuando estos niveles se sobrepasan y se convierte en patología surgen las consecuencias negativas.
¿Cuáles son estos perjuicios del estrés laboral?
- Efectos negativos en los profesionales:
- Problemas de sueño.
- Actitud irritada o de angustia.
- Incapacidad para relajarse o concentrarse.
- Mayor riesgo de sufrir un accidente en el trabajo.
- Disminución del interés por el trabajo.
- Tendencia a sufrir adicciones (drogas, alcohol, tabaco…).
- Empeoramiento del estado físico y sobrepeso.
- Mayor incidencia de enfermedades cardiacas, coronarias, diabetes o trastornos músculo-esqueléticos.
- Síndrome de burnout o de agotamiento.
- Depresión con cuadros de ansiedad, baja autoestima, irascibilidad, poca concentración…
- Detrimentos para la empresa:
- Aumento de los accidentes laborales.
- Incremento de las tasas de absentismo y presentismo.
- Crecimiento del índice de rotación de personal.
- Disminución del grado de motivación y satisfacción del personal.
- Bajada de la implicación y compromiso del capital humano.
- Empeoramiento de la reputación
- Menor interés de los profesionales en los procesos de reclutamiento.
- Descenso de la productividad.
- Caída de los beneficios y pérdidas económicas.
Por tanto, el estrés laboral no es un tema que deba tomarse a la ligera. De hecho, solo la pérdida de la productividad originada en Europa por esta patología se cifra en 242 billones de euros anuales y es la causante de entre el 50 y 60% de los días de trabajo perdidos, según el estudio OSH in figures: stress at work-facts and figures del Observatorio Europeo de Riesgos.
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