Según el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), dos de cada diez bajas laborales en Europa se deben al llamado síndrome de “burnout”, un dato que pone de relieve la alta incidencia de este trastorno en el ámbito empresarial y la necesidad de que, tanto profesionales, como organizaciones, adopten medidas encaminadas a reducir su aparición y desarrollo.
Concepto de síndrome de burnout
El origen de los estudios sobre el síndrome ” burnout” se remonta a la década de los 70, cuando el psiquiatra Herbert Freudenberger comenzó a investigar dicho estado de pérdida de energía y de agotamiento que sufrían los voluntarios en una clínica de Nueva York. Describió este patrón conductual como “una sensación de fracaso y una existencia agotada o gastada, producto de una sobrecarga que ha supuesto un gasto excesivo de energías, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador”.
En este sentido, Arie Shirom, autor de Burnout In Work Organization, se refiere a esta sensación de estar ‘quemado’ como una “combinación de fatiga física, cansancio emocional y cansancio cognitivo”. Por otro lado, Christina Maslach y Susan Jackson, en Burnout in Organizational Settings, desgranan el síndrome de burnout en tres elementos: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal.
Otra contribución es la de Pedro Gil-Monte y José María Peiró, en Desgaste psíquico en el trabajo: el síndrome de quemarse, describen el burnout como “una respuesta al estrés laboral crónico, acompañado de una experiencia subjetiva de sentimientos, cogniciones y actitudes, que provocan alteraciones psicofisiológicas en la persona y efectos negativos para las instituciones laborales”.
Por tanto, el síndrome de “burnout” está íntimamente relacionado con la vida laboral de las personas que lo padecen; provocando efectos negativos en la salud física y psíquica de los profesionales y en los resultados de la propia organización. Como señala Anabella Martínez Pérez en el ensayo El síndrome de burnout: evolución conceptual y estado actual de la cuestión, esta “respuesta extrema al estrés crónico, originado en el contexto laboral, tiene repercusiones de índole individual, pero también afecta a aspectos organizativos y sociales”.
Factores detonantes y evolución del síndrome
Respecto a qué origina este trastorno, Barry A. Farber, en Stress And Burnout In The Human Service Professions, explica que el síndrome de burnout “surge por la percepción que el sujeto tiene de una discrepancia entre los esfuerzos realizados y lo conseguido”. Se caracteriza por un agotamiento emocional, falta de energía, distanciamiento y cinismo hacia los demás; sentimientos de incompetencia, deterioro de la autopercepción profesional, actitudes de rechazo hacia el trabajo, así como la aparición de otros síntomas psicológicos, como irritabilidad, ansiedad, tristeza y baja autoestima”.
A partir de esta realidad, este autor señala cuatro variables importantes para explicar la aparición y el desarrollo del síndrome de burnout:
- La presión de satisfacer las demandas de otros.
- La intensa competitividad.
- El deseo de obtener más dinero o poder.
- La sensación de ser desprovisto de algo merecido.
Con este caldo de cultivo, los síntomas del burnout van desarrollándose a través de un proceso generalizado. En concreto, Jerry Edelwich y Archie Brodsky exponen, en Burnout: Stages of Disillusionment in the Helping Professions, las cuatro etapas de desarrollo del síndrome de burnout:
- Primero aparece el entusiasmo ante el nuevo puesto de trabajo, acompañado de altas expectativas.
- Luego surge una fase de estancamiento como consecuencia del incumplimiento de las expectativas.
- La tercera etapa es la de frustración e ira, al no darse esa correspondencia entre el esfuerzo prestado y las recompensas esperadas.
- El siguiente estadio es la apatía producida por la falta de recursos personales para afrontar la frustración. Esta situación lleva aparejados sentimientos de distanciamiento, falta de implicación laboral y conductas de evitación e inhibición ante la actividad profesional.
Por su parte, el modelo de Farber, con seis estadios en total, añade dos fases a este proceso:
- Aumenta la vulnerabilidad del trabajador, apareciendo síntomas físicos, cognitivos y emocionales.
- Se produce el agotamiento del profesional.
Medidas para frenar el síndrome de burnout
Dadas las serias consecuencias a nivel individual y organizacional que provoca el síndrome de burnout, profesionales y organizaciones deben poner en marcha las medidas oportunas para detectar este patrón en sus primeros estadios y frenar su evolución.
¿Cómo recuperarse a nivel individual?
En cuanto al trabajador, el doctor David Ballard, de la Asociación Americana de Psicología, aconseja seguir las siguientes pautas personales.
- Aprender a relajarse. El estrés es uno de los principales indicadores del síndrome de burnout, por lo que es necesario que la persona que lo sufre adopte hábitos que le ayuden a relajarse, como sesiones de meditación, clases de yoga, mindfulness o simplemente escuchar música mientras se lee un libro.
- Cultivar una vida personal enriquecedora. Encontrar un hobby que genere entusiasmo, permitiendo al profesional desconectarse del trabajo en su tiempo de ocio. Encontrar momentos de disfrute y satisfacción personales.
- Desconectarse de la tecnología. Para evitar que las funciones laborales persigan al empleado durante todo el día, el experto aboga por desconectar teléfono y correo electrónico fuera del horario laboral. Evitar que los estresores del trabajo contaminen el tiempo que se debería dedicar a los amigos y la familia.
- Dormir. Descansar por la noche menos de 6 horas produce un alto riesgo de agotamiento, lo que genera a su vez un bajo rendimiento posterior en el trabajo y la aparición de la frustración, desmotivación y síndrome del trabajador quemado. Un sueño reparador permitirá recargar la energía y afrontar el nuevo día con una actitud más entusiasta y positiva.
- Organizarse. Los profesionales que sufren el síndrome de burnout padecen un bloqueo mental que los hace cometer errores, produciendo la sensación de que algo se les escapa. Como solución, Ballard propone planificar el día y llevar una óptima organización del trabajo.
- Cuidar la salud. El síndrome de burnout causa serios problemas a nivel físico (dolores de cabeza, tensión muscular, problemas gastrointestinales, mayor riesgo cardiovascular…). Son secuelas reales que, si se agravan, deben ser tratados por un especialista.
- Analizar la raíz del problema. Existen muchos factores que provocan el síndrome de burnout, por lo que para atajar este estado de estrés crónico y fatiga es necesario conocer qué lo está provocando: ¿es una situación propiciada por la propia persona o viene inducida por determinadas decisiones empresariales? De este modo, el trabajador podrá centrar sus esfuerzos en superar sus miedos internos o en demandar a la compañía ciertos cambios que minimicen o eliminen el síndrome.
¿Qué puede hacer la empresa por sus trabajadores?
Ahora bien, como señala Monique Valcour, en el artículo When Burnout Is a Sign You Should Leave Your Job, aunque “los intentos de reducir o prevenir el agotamiento recaen principalmente en las personas, la investigación ha establecido que los factores laborales y organizativos, que están fuera del control de un empleado individual, contribuyen al agotamiento, al menos, tanto como los factores personales”.
Para evitarlo, Roger Forbes Álvarez, en El síndrome de burnout: síntomas, causas y medidas de atención en la empresa, recoge algunas medidas generales que las compañías pueden poner en práctica para crear ambientes de trabajo saludables:
- Realización periódica de evaluaciones del desempeño del capital humano para detectar, cuanto antes, cualquier cambio de rendimiento.
- Revisión continua de las funciones, roles y metas laborales fijadas para la plantilla, estudiando que sean adecuadas y no causen la frustración de los profesionales.
- Fomento del empoderamiento y la participación de los empleados, potenciando la retroalimentación, la inclusión en la toma de decisiones, la capacitación del personal, la autonomía y el autocontrol de los equipos.
- Impulso de la creatividad de los trabajadores.
- Fijación de unas líneas de autoridad y responsabilidad claras, que sean comprensibles dentro de la estructura organizativa.
- Implantación de sistemas de contratación que promuevan la seguridad laboral.
- Aplicación de políticas de equidad laboral (flexibilidad, promoción, salarios…) que contribuyan a mejorar el ambiente de trabajo.
- Fortalecimiento del trabajo en equipo y la cooperación.
- Fomentar las relaciones interpersonales dentro de la empresa.
- Fortalecimiento de vínculos sociales entre los colaboradores.
- Realización constante de encuestas de satisfacción y motivación laboral, con especial incidencia en los niveles de estrés y de carga mental, la cultura y el clima laboral de los colaboradores.
En el Grupo P&A ponemos a disposición de las empresas dos décadas de experiencia en la consultoría de Recursos Humanos para diseñar y realizar encuestas organizativas personalizadas, en función de las necesidades de cada compañía. ¿Quieres saber si el síndrome de burnout afecta a tu plantilla? Consúltanos las herramientas que te ofrecemos.