El rapport en el lenguaje corporal: cómo conectar con nuestro interlocutor

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Cuando dos personas conectan, sus ideas, sus palabras y su lenguaje corporal se mimetizan. Lo vemos en muchas parejas o en amigos íntimos, que se muestran tan unidos que parecen una misma persona, un ‘Zipi y Zape’ –pese a sus notables diferencias fisionómicas- que no hace más que poner en evidencia la buena sintonía que hay entre ellas.

Lenguaje corporal

“Cuando dos personas empiezan a hablar, inician una especie de danza rítmica sutil que les lleva a sincronizar de inmediato sus movimientos, sus posturas, su tono de voz, el tiempo que hablan y hasta la longitud de las pausas existentes entre el mensaje de uno y la respuesta del otro”, comenta Daniel Goleman en su libro La práctica de la inteligencia emocional.

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Aunque este vínculo surge de forma natural e inconsciente, también podemos promoverlo de forma consciente a través del rapport, permitiéndonos lograr una comunicación más eficaz como líderes.

¿Qué es el rapport?

Etimológicamente, el rapport se traduce como “buena relación, entendimiento, compenetración” y es una técnica de comunicación basada en la programación neurolingüística (PNL), una disciplina de la Psicología según la cual cualquier persona puede llegar a ser un reflejo excepcional de otra y mejorar la empatía gracias a la intervención de las neuronas espejo.

De este modo, el rapport está dirigido a captar y asumir el lenguaje verbal, el lenguaje corporal y el lenguaje emocional de nuestro interlocutor para hacerlo sentir a gusto y comunicarnos mejor con él, al crear una atmósfera de confianza y participación. “Por rapport nos referimos a la sintonía que se establece entre las personas para facilitar el proceso de comunicación y una predisposición al buen entendimiento y comprensión”, señala Xavier Aldavert en el artículo Rapport, herramienta de comunicación.

Por su parte, Anthony Robbins, autor de Unlimited Power: The New Science of Personal Achievement, define el rapport como “la capacidad de entrar en el mundo de alguien, hacerlo sentir que lo entiendes y que tenéis un fuerte lazo en común; es la capacidad de ir totalmente de tu mapa del mundo al mapa del mundo de él”. Se trata, en definitiva, de captar los matices del lenguaje corporal y verbal del público al que nos dirigimos para buscar una sincronización que aporte una mayor efectividad en la comunicación hacia ellos.

¿Cómo influye el rapport en la comunicación?

Esta habilidad para conectar con nuestro interlocutor hace que el rapport sea un instrumento esencial en la comunicación efectiva de los directivos, una de las competencias básicas de los líderes extraordinarios.

¿Por qué? Como argumenta el artículo Qué es rapport y cómo puede mejorar tu comunicación, cuando iniciamos una conversación, invadimos el círculo personal de otra persona, accionando sus mecanismos de defensa, por lo que es necesario construir espacios de confianza y seguridad para que nuestro interlocutor se abra a nosotros. 

De este modo, al aplicar el rapport a la comunicación verbal y al lenguaje corporal, conseguimos los siguientes efectos:

  • Nos permite crear un entorno agradable y pacífico.
  • Genera confianza y credibilidad entre las partes.
  • Refuerza la empatía entre los participantes.
  • Impulsa la predisposición a compartir opiniones e ideas de forma sincera y fluida por ambas partes.
  • Favorece la conexión y comprensión emocional de los intervinientes.
  • Contribuye a crear conversaciones asertivas.
  • Facilita la aportación de un feedback constructivo.
  • Potencia la toma de decisiones a través del acuerdo.

¿Cómo aplicar el rapport en el lenguaje corporal?

En el campo del lenguaje corporal, ¿cómo podemos aprovechar el poder del rapport para conseguir una comunicación efectiva? En el artículo Rapport y comunicación no verbal, César Toledo recoge una serie de consejos para aplicar esta técnica de PNL a través del lenguaje corporal:

  • Mantener la misma altura. Igual que ocurre con los niños, con lo que se consigue más fluidez si nos agachamos para hablarles, es importante mantener la misma altura con nuestro interlocutor. Así, siempre que podamos, debemos evitar conversar de pie con alguien que está sentado y viceversa.
  • Situarnos de frente. Posicionarnos de manera frontal a la otra persona, de modo que estemos lo más centrados posible dentro de su campo visual.
  • Reducir las distancias. Si tenemos una mesa en medio, debemos tratar de que la distancia entre los dos sea la mínima, sin llegar a ocupar el espacio físico de la otra parte.
  • Reflejar su lenguaje corporal. Se trata de ‘imitar, sin llegar a la parodia, sus movimientos, es decir, sonreír si la otra persona sonríe; cruzar las piernas, si así está el interlocutor; gesticular de forma similar…
  • Sincronizar el ritmo. Acompasar la respiración a la de la otra persona y emplear una cadencia, volumen y tono en el habla igual a la del interlocutor es también otra técnica para aplicar el rapport al lenguaje corporal.

Una vez que hayamos conseguido entablar esa conexión –podemos comprobarlo introduciendo algún gesto o movimiento diferente y ver si es repetido-, lograremos liderar la comunicación y redirigir la conversación según nuestros intereses

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