Según un estudio, las personas tenemos el doble de probabilidades de asumir como válida aquella información que reafirma nuestras ideas preconcebidas que aquella otra que las contradice. Esta propensión a la autocomplacencia, aplicada al ámbito laboral, es lo que se denomina el sesgo de confirmación en los empleados.
¿Lo dudas? Eso es porque te consideras una persona analítica y objetiva y este dato, al entrar en conflicto con la imagen que tienes sobre ti mismo, genera el sesgo de confirmación, lo que te lleva a negar este hecho, evidenciado, por cierto, por numerosas investigaciones científicas, como el estudio Feeling Validated Versus Being Correct: A Meta-Analysis Of Selective Exposure To Information.
Si hacemos análisis de conciencia, seguro que encontramos muchas situaciones en las que el sesgo de confirmación ha determinado nuestra reacción ante una información. Por ejemplo, cuando nos hablan de un mal acto llevado a cabo por alguien que no nos cae del todo bien, lo creemos a pies juntillas y lo calificamos como intolerable, pero si la misma referencia es sobre un amigo, ponemos en tela de juicio su veracidad o planteamos justificaciones a su comportamiento. Si buscamos un hotel y leemos las opiniones tras ver las fotos, tendemos a quedarnos con los comentarios positivos cuando el alojamiento nos ha gustado a primera vista, mientras que damos más valor a los negativos si las imágenes del lugar no nos han complacido del todo.
¿Convencido ya de la existencia de esta barrera mental? Bien, porque el primer paso para controlar este deseo inconsciente de autoafirmación es asumirlo y aprender a identificarlo.
¿Qué es el sesgo de confirmación?
El término se lo debemos Peter Wason, que desarrolló un estudio en la década de los 60 para corroborar que los sujetos actúan de forma sesgada en función de sus creencias y prejuicios. Para ello, el psicólogo realizó un experimento en el que los participantes debían encontrar la pauta de la secuencia 2-4-6. Una vez que los encuestados hallaron una norma aplicable (números pares, secuencia de dos en dos, etc.) dieron por buena su hipótesis, sin pensar si había otras posibles soluciones. “Simplemente es más fácil enfocar nuestra atención en los datos que respaldan nuestra hipótesis, en lugar de buscar evidencias que pueda desmentirla“, explican Scott Lilienfeld, Rachel Ammirati y Kristin Landfield en Giving Debiasing Away: Can Psychological Research On Correcting Cognitive Errors Promote Human Welfare?
Posteriormente, el concepto de sesgo de confirmación en los empleados se ha ampliado, incorporando también esa tendencia de las personas a buscar información que confirme sus ideas, recordando datos de forma selectiva y tendenciosa. Es el clásico “Escuchas lo que quieres”.
Según recoge Michael J. Mahoney en Publication Prejudices: An Experimental Study Of Confirmatory Bias In The Peer Review System, “el sesgo de confirmación es la tendencia a enfatizar y creer en experiencias que apoyan los puntos de vista e ignorar o desacreditar a aquellas que no lo hacen”. Así, en la investigación Biased Evaluation of Abstracts Depending on Topic and Conclusion: Further Evidence of a Confirmation Bias Within Scientific Psychology, de Andreas Hergovich, Reinhard Schott y Christoph Burger, se evaluó si los psicólogos académicos presentaban más predisposición a calificar con mejor puntuación los estudios que estaban de acuerdo con sus propias teorías, lo que resultó demostrado.
¿Cuáles son los riesgos del sesgo de confirmación en los empleados?
Este ‘miedo’ a enfrentarnos a nuestras propias creencias puede provocar consecuencias muy negativas en el ámbito organizacional. ¿Cuáles son los riesgos del sesgo de confirmación en los empleados?
- Falta de criterio. Al centrarnos en los datos que nos interesan dejamos de ser objetivos, obviando una realidad –la que no encaja con nuestras ideas- que puede ser clave en la toma de decisiones. Según el artículo ¿En qué consiste el sesgo de confirmación?, “esto nos lleva a tener una visión polarizada y sesgada de los problemas, así como de las posibles soluciones”. Es esa situación en la que aseguramos que la compañía tiene unos resultados excelentes porque nos fijamos exclusivamente en cómo han aumentado las ventas, sin ver que también se ha multiplicado el endeudamiento.
- Asunción de informaciones falsas. Podemos caer en el grave peligro de aceptar hechos sin importar su veracidad, solo porque encajan con nosotros. Como señala Rüdiger F. Pohl en Cognitive Illusions: A Handbook On Fallacies And Biases In Thinking, Judgement And Memory, el sesgo de confirmación en los empleados puede llevar a los profesionales a “confirmar creencias o suposiciones existentes, independientemente de si son verdaderas”. Es lo que en Periodismo se suele resumir con la frase “No dejes que la verdad te arruine un bonito titular”. En la empresa ocurre, por ejemplo, cuando un superior se deja adular por un empleado, ignorando el feedback negativo del resto del equipo.
- Exceso de confianza. Otro de los riesgos del sesgo de confirmación en los empleados es creer que están en lo cierto siempre, rechazando el resto de puntos de vistas de los compañeros. Sin embargo, para que una organización desarrolle su máximo potencial, los proyectos deben nacer de la integración de diferentes perspectivas, no de la imposición de un solo criterio.
- Problemas comunicativos. El hecho de quedarnos solo con una parte de la conversación y recordar lo que nos interesa según nuestras creencias u objetivos provoca serios obstáculos comunicativos y conflictos dentro del equipo.
- Predisposición hacia el prejuicio. Del mismo modo, tenderemos a buscar indicios que reafirmen nuestros estados de ánimo e ideas: si nos encontramos estresados, nos fijaremos en el nuevo informe que nos han encargado, pero no valoraremos el día libre que nos han otorgado por ello y, si consideramos que un trabajador no es lo suficientemente competente, estaremos pendientes de sus fallos, pero no percibiremos sus aciertos. Esto nos puede llevar a vivir en un escenario ‘irreal’ en el que cualquier señal –positiva o negativa- sea exagerada.
- Juicios parciales de los compañeros. Por último, el sesgo de confirmación en los empleados también nos lleva a rodearnos de aquellas personas con ideales y creencias similares, sin darnos la oportunidad de conocer a otros compañeros, con la importancia que tiene la diversidad en el éxito de los equipos.
¿Cómo combatir esta tendencia a la autoafirmación?
Aunque el sesgo de confirmación en los empleados es un proceso mental inconsciente, hay estrategias que nos permiten controlar esta predisposición hacia la discriminación interesada de la información. En el artículo How To Ignore The Yes-Man In Your Head?, publicado en el Wall Street Journal, Jason Zweig recopila cuatro técnicas para ello:
- Razonamiento a la inversa. Una estrategia para evitar el sesgo de confirmación en los empleados es la propuesta por el psicólogo Gary Klein, que aconseja imaginar un escenario en el que nuestra idea ha fracasado y buscar las razones que han provocado esta situación, es decir, ejercer de nuestro propio ‘abogado del diablo’.
- Calcular el índice de error. ¿Cuántas probabilidades hay de que nuestra creencia esté equivocada? ¿Hasta qué punto pondríamos la mano en el fuego por ella? Este sencillo gesto nos ayuda a ser conscientes de la existencia de otros posibles puntos de vista o soluciones y nos prepara psicológicamente para asumir una posible derrota futura. Se trata de afrontar la vida con curiosidad, en lugar de vivir con miedo al fracaso o al error.
- Analizar los puntos de inflexión. El rechazo a reconocer que nos hemos equivocado nos hace continuar con una idea o actitud errónea, aunque en el fondo seamos conscientes de ello. Para evitarlo, podemos escribir inicialmente qué factores harían cambiar nuestra mentalidad o comportamiento, para que actúe como recordatorio.
- Buscar el desacuerdo. Recurrir a personas con las que tenemos una relación de confianza sincera –esas que son capaces de decirnos ‘las verdades’ a la cara sin dañar nuestro ego- es también un buen modo de percibir si estamos siendo manipulados por nuestro sesgo de confirmación. Cuanto más diverso sea nuestro círculo, más probabilidades tendremos de desarrollar una mente abierta.
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