Calidad del liderazgo y mejora de la productividad

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La relación entre las competencias de liderazgo y los resultados extraordinarios es un hecho evidente y demostrable que está en el centro del modelo de Liderazgo Extraordinario de Zenger Folkman. Sobre sus componentes y aplicaciones hemos venido reflexionado en numerosas ocasiones, bajo diferentes perspectivas tales como las competencias y debilidades del líder, desempeño y compromiso de los colaboradores, la relación del líder con el colaborador, o el empleo de recursos de desarrollo personal como el feedback y el coaching. No obstante, hemos tratado con menor frecuencia algunos conceptos de la parte “resultados”, como la productividad. En este artículo queremos indagar sobre la relación entre la eficacia del liderazgo y la productividad.

Una variable fundamental de la productividad es la calidad de los sistemas de gestión, lo que incluye tener unas buenas pautas organizativas. Pautas que no se limitan a contar con un entorno limpio y ordenado (cada cosa en su sitio y cada sitio en su cosa) donde sea fácil encontrar cada elemento, contenido y recurso de trabajo, sino que se extienden al saber administrar el tiempo y el esfuerzo propios con el fin de optimizar los recursos generadores de la productividad.  Parte fundamental de los sistemas de gestión es el modelo de establecimiento de objetivos y como participarlos, determinando prioridades y acciones.

Otras variables de la productividad son la calidad de la información, un elemento vital para la apropiada organización de las tareas a realizar, así como la comunicación, que predispone a las partes a alcanzar los objetivos comunes. La falta o mala comunicación es un gran hándicap en las procesos comerciales y de producción, genera malentendidos que retrasan el trabajo y provocan que la productividad se reduzca de forma considerable. Siempre es útil reflexionar (Katie y Modupe, de One Love) sobre cómo construir relaciones más saludables en el trabajo. Tampoco queremos dejar de considerar cómo la productividad está especialmente afectada por la gestión del cambio y el pensamiento de diseño (Janet Clarey, de McLean & Co.), que son ahora más importantes que nunca.

Existen enormes diferencias en la productividad de las empresas y los equipos, pero también entre las personas, en cualquier ocupación. Generalmente, cuanto más complejo o especializado es el trabajo, mayor es la diferencia entre los más productivos y los menos productivos, lo cual se hace evidente en aquellos trabajos que contienen una mayor aplicación de conocimiento. Pero también, dentro de una misma organización y un mismo empleo, los hechos nos dicen que hay gente que produce más resultados que otros, sin duda debido a que algunas personas están dispuestas a hacer un esfuerzo discrecional o extraordinario cuando es necesario.

Como mejorar la productividad

Es preciso analizar las causas reales por las que unas personas sean más productivas que otras, indagando lo que hacen los líderes en sus respectivos niveles de responsabilidad a fin de crear un ambiente de trabajo en el que ciertas personas y grupos se desempeñan a niveles más altos. El análisis de Jack Zenger ha descrito siete elementos como los más importantes para la mejora de la productividad, que resumimos a continuación.

  1. Redefinir el trabajo. La organización Best Buy descubrió que la productividad aumenta en aproximadamente un 35 % cuando se adopta el enfoque de responsabilizar a las personas por los resultados, no simplemente por ir y estar en el trabajo durante una cierta cantidad de horas.
  2. Hacer que los objetivos sean visibles y claros. Recuerde a sus colaboradores cual es el objetivo tantas veces como sea necesario. Nada confunde más a las personas y reduce en mayor medida la productividad que la confusión entre los objetivos y las acciones que han de realizarse para conseguirlos. Haga que los miembros del equipo describan exactamente sus objetivos y planes en marcha y comenten entre ellos su desarrollo y dificultades.
  3. Enfatizar la mejora continua. Todos en la organización necesitan saber que la organización aspira a mejorar continuamente y alcanzar niveles de desempeño cada vez más altos. Adopte nuevas tecnologías que mejoren la productividad y no rechace las que ya se han conquistado.
  4. Comunicar fe y entusiasmo por los proyectos. No renuncie a trasmitir sus emociones. El entusiasmo optimista de un líder por un proyecto hace que los colaboradores se contagien de dicho entusiasmo y esfuercen más en su nombre.
  5. Tratar con respeto a los compañeros y colaboradores.  El líder que invariablemente busca la opinión de colega o un colaborador antes de expresar la suya propia, obtendrá una alta disposición de ese individuo hacia el proyecto o trabajo. El líder que sabe preguntar y escuchar a sus colaboradores alcanzará mayores niveles de productividad que el que no lo hace.
  6. Expresar aprecio y brindar reconocimiento. Estos actos simples toman poco tiempo, pero generan grandes beneficios. Las expresiones frecuentes de agradecimiento sincero por parte de un líder crean un ambiente de trabajo positivo y refuerzan la vía hacia un mayor rendimiento.
  7. Ocuparse del desarrollo de los colaboradores. La formación continua y el coaching están altamente correlacionadas con los niveles más altos de productividad de los empleados.

Alcanzar niveles altos de productividad es con frecuencia el resultado de comportamientos sencillos que están al alcance de todos los líderes. No hay grandes secretos, excepto que dichos comportamientos han ser sólidos, respetuosos y coherentes en todo momento.

La mejora de la productividad ha tenido un pasado difícil como área de enfoque, entre otras causas por un continua y creciente exigencia para el trabajador de primera línea. El mensaje subyacente desde esa perspectiva era que la dirección decía a los trabajadores: “Esfuércense más”, “¿En qué están pensando?”, “No están trabando lo suficiente”.  Sin embargo, la mayoría de los consultores y analistas de la gestión tienen hoy bastante claro que las grandes mejoras en productividad procederán de tres fuentes: la racionalización de los sistemas de gestión, la implantación de una cultura apropiada respetuosa con el entorno y las personas, y la calidad del liderazgo a todos los niveles de la organización.

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